¿QUÉ VA A PASAR CON LA CRUZ VERDE?
La Cruz Verde “en agonía”, fue la nota que —platicando esta semana en el noticiero por Televisa Monterrey en la mañana— me causó más “revoltijo” de pensamientos.
Esto no había pasado en más de 70 años que tiene de exstir, no había estado en la necesidad de dejar de prestar algunos servicios de auxilio por falta de recursos. Por eso me alarma.
Y es que, díganme si no, cuando se contabilizan cuatro ambulancias en operación para un área metropolitana con más de cinco millones de habitantes, alarma.
Cuando se sabe que no se han comprado equipos necesarios para ofrecer servicio, también alarma.
Y cuando lo único que se sabe es que no hay certeza, ¿qué les digo? Eso alarma.
La buena dentro de todo, es que este mes “la libraron”. Salieron “al quite” empresarios de la localidad para sacar adelante los próximos días; sin embargo, falta ver qué viene más adelante.
Pero independientemente de ello, esto me lleva a pensar que una institución con una gran cantidad de gente que cumple un deber tan noble no debe morir; porque en ella, como en muchos otros cuerpos de auxilio, existen tantas personas que resultan admirables por sumar a que una ciudad caótica tenga soluciones.
En serio, no cualquiera deja a su familia o sus fechas especiales por servir a la comunidad. A ellos son a los que hoy quiero reconocer.
Porque cada quien tiene razones diferentes, vidas diferentes, edades diferentes, pero ahí están, cumpliendo los mismos objetivos: ayuda y servicio.
Y les digo, vaya que sorprende, porque a pesar de todas las dificultades, muchos no pierden las ganas, aún sabiendo que de algo necesitan vivir y que quizá, de ahí, no podrán hacerlo nunca como quisieran.
Por eso, doblemente les aplaudo. A ellos y a los elementos de las corporaciones que saben lo que significan jornadas de entrega intensas para tenderle la mano a los que lo necesitan.
Haga un recuento personal y le pregunto: ¿usted lo haría? No lo juzgo, sino que todos tenemos vocaciones y misiones de vida distintas.
Pero volviendo a la realidad, entre lo que sigue, hay que poner en orden comprobaciones de gastos y de más procesos fiscales para poder recibir dinero de nuevo y mantener sus operaciones. Pero la gran pregunta es: ¿por qué no se estaba haciendo antes?
La Cruz Verde no debe morir, los bomberos tampoco. Porque además de tener un gran compromiso y vocación, si nos vamos al problema “en frío”, es verdaderamente inquietante y un desafío para una sociedad que quiere avanzar y crecer, el que estemos viviendo sin los estándares de seguridad necesarios, sin la cantidad de elementos equiparables que deben ofrecer servicio por población.
Y además, carentes de equipo y material, que mejor ya ni hablamos.
En serio, ¿así cómo podemos avanzar, Monterrey? Se necesitan sin duda “cabezas” verdaderamente comprometidas con las causas. Y orden, mucho orden. ¿Algún día lo iremos a lograr?
¿Tú qué dices?
“Esto me lleva a pensar que una institución con una gran cantidad de gente que cumple un deber tan noble no debe morir”