EL LOCO ABREU AFIRMA QUE EL FUTBOL LE HA DADO MÁS DE LO QUE PENSABA
En una tarde de locos en Puerto Montt, el flamante refuerzo del equipo chileno Deportes Puerto Montt, y quien también defendió en su momento los colores del América, Cruz Azul, San Luis, Tigres, Dorados, Monterrey y Tecos, conversó con Publisport. Repasó
En medio de la práctica en el pasto sintético del estadio Chinquihue, Sebastián Abreu se eleva en el área y saca un cabezazo desviado. “Dale Loco, pa’ la otra”, le grita su DT, Óscar Correa. El Loco pega un grito al cielo, se lamenta y agita los brazos. A sus 40 años, en el filo de su carrera, la gran contratación de Deportes Puerto Montt de Chile, vive el futbol como si fuera un joven que recién hace sus primeras armas. El tiempo no ha pasado en vano.
Una hora después, Abreu recibió a Publisport, pero la entrevista no será en el estadio Chinquihue como fondo. Con apuro, aseguró “tengo que ir con una modista para que me arregle unos pantalones, acompáñame”. Arriba de su auto, recorriendo las calles de Puerto Montt, el goleador en la Liga MX comienzó a responder las preguntas hasta la casa de doña Silvia, la costurera.
¿Cómo es tener que convivir con un plantel muy joven? Muchos te veían por televisión y hoy te tienen de compañero…
— Me genera una mayor responsabilidad de ayudar a los jóvenes de entender lo que es el futbol, aprender conceptos tácticos, crecer futbolísticamente. Me gusta aprender de ellos porque tengo hijos adolescentes, todo lo que vivo con ellos en el camarín también lo llevo a la casa. Están en una etapa donde tienen que entender que el vestuario debe tener normas, responsabilidades y admiración, y que a la hora del partido da lo mismo si se tiene 18 o 40 años, sino que lo que importa es que estés aplicado tácticamente y, como profesional, estés acorde con la necesidad del club.
Firmaste por seis meses. ¿Te gustaría extender el vínculo con Puerto Montt?
— Me propusieron seis meses y fue lo que yo acepté, porque cuando no te conocen, a veces da espacio a que muchos quieran tergiversar informaciones. Por ahí escuché que decían que vine por el récord, pero si vine por seis meses es porque el club me lo ofreció. Lo del récord es algo netamente periodístico y estadístico.
¿Ni siquiera si logran el ascenso?
— A mi edad me proyecto a corto plazo, si conseguimos el ascenso me sentiría sumamente feliz, todo lo que venga después en la conformación del nuevo plantel se conversará más adelante.
¿Tienes totalmente decidido dedicarte a la dirección técnica después del retiro?
— Uf, sí, desde hace más de 10 años. En todos estos años he cosechado muchas informaciones para utilizarlas más adelante como entrenador, y es que después de haber estado con Manuel Pellegrini, Juan Manuel Lillo, Cholo Simeone, con el maestro Tabárez, con Eduardo Acevedo, Hugo de León, Miguel Ángel Russo, es imposible no absorber esa pasión y las ganas de volcarse a esa actividad.
¿Cuánto dejó Manuel Pellegrini en tu carrera?
— Muchísimo. Enseñanzas de todo tipo, pero principalmente manejo de grupo de la parte humana. Fue desde ahí, en el año 2001, cuando conocí a Manuel en San Lorenzo, que comencé a despertar esa parte de querer ser DT, no la que ven todos los 90 minutos, sino que los detalles que hacen que los jugadores puedan aprender a hacer crecer sus características positivas.
Y en la cancha, ¿queda Abreu para rato?
— No soy de autopresionarme con fechas, si estás yendo a diferentes lugares y jugás, si los entrenadores te llaman es porque te están siguiendo.
¿Te falta algo por cumplir?
— Soy privilegiado del futbol, me ha dado más de lo que pensaba. Sigo pensando en ser competitivo y ser campeón. Pero quedarme con una cuenta pendiente, no sé, podría decir que no haber sido campeón del mundo, porque estuvimos cerquita, pero bueno, estoy feliz por haber vivido esa experiencia, por haber estado ahí.
¿El penal a lo Panenka, en Sudáfrica 2010, es el momento más glorioso de tu carrera?
— A nivel sensacionalista sí, porque fue en un Mundial, donde la caja de resonancia es impresionante, pero para mí, el más importante fue el gol en el repechaje. Ese gol tuvo toda una consecuencia, clasificar a un Mundial, ser cuarto en Sudáfrica y después campeón de América en 2011, sin ese gol a Costa Rica el proceso del maestro Tabárez no hubiese continuado.
“Después de haber estado con Manuel Pellegrini, Juan Manuel Lillo, Cholo Simeone, el maestro Tabárez (...) es imposible no absorber esa pasión (por ser entrenador)” Sebastián Abreu