Publimetro Monterrey

MITOS COMUNES SOBRE LA SALUD

- FOTO: CORTESÍA

Si a usted le recetaron zanahorias para ver mejor, argumentan­do que ningún conejo trae lentes, le recomendam­os leer este artículo, en el que diversas universida­des e institucio­nes de investigac­ión médica desmienten algunas creencias populares sobre la alimentaci­ón y sus consecuenc­ias en nuestra salud.

1. El café hace daño. Un estudio realizado por la Universida­d de Harvard mostró que las mujeres bebedoras de café presentaro­n 30% menos probabilid­ades de sufrir diabetes tipo 2. Otras investigac­iones han probado que el café reduce el riesgo de desarrolla­r mal de Parkinson y cáncer de colon. De igual manera, Astrid Nehlig en su libro Coffee, Tea, Chocolate, and the Brain —Café, té, chocolate y el cerebro—, difunde un estudio que muestra que el café no sólo tiene una gran cantidad de antioxidan­tes, sino que su consumo reduce el riesgo de desarrolla­r cirrosis alcohólica. 2. Comer huevo aumenta los niveles de colesterol. Quien se ha visto en la necesidad de comer un omelette de claras de huevo por prescripci­ón médica, le alegrará saber que las grasas saturadas y trans —presentes sobre todo en los alimentos procesados, horneados o fritos, algunas carnes y lácteos— son mucho más peligrosas que los 1.6 gramos de ácido graso saturado que contiene un huevo o los tres de un vaso de leche, así que no existe un vínculo entre pacientes con enfermedad­es coronarias y el consumo de huevo. Además, la yema contiene lecitina —un fosfolípid­o que inhibe la completa absorción de la grasa contenida en el huevo—, aminoácido­s esenciales y vitaminas ay d, benéficos para nuestro organismo.

3. El chocolate causa acné. No existe evidencia de que el chocolate, el azúcar, el aceite, las semillas, la leche o cualquier otro alimento, causen acné. Éste tiene múltiples orígenes —hormonas, bacterias, predisposi­ción genética, estrés—, ninguno de ellos relacionad­o específica­mente con el chocolate.

4. El azúcar inquieta a los niños. Si su hijo sube y baja de los sillones, patea al perro, no le hace caso a nadie, grita todo el tiempo, se carcajea sin control y le pega a sus hermanos... no culpe al azúcar. Un estudio publicado por el British Medical Journal, realizado en la Escuela de Medicina de la Universida­d de Indiana, monitoreó a doce niños con diferentes niveles de ingesta de azúcar para verificar su conducta; ninguno de ellos, ni siquiera aquellos con trastorno por déficit de atención e hiperactiv­idad —tdah, por sus siglas en inglés—, vieron alterada su conducta por el alto consumo de azúcar, así que ésta nada tiene que ver con el comportami­ento desbocado de su criaturita.

5. Se deben beber ocho vasos de agua al día. Es cierto, el agua es fuente de vida y nuestro cuerpo la requiere para funcionar correctame­nte; sin embargo, el dr. Aaron E. Carroll, director de la Escuela de Medicina de la Universida­d de Indiana, afirma que ocho es tan sólo un número, pues no se encuentra sustentado en absolutame­nte ningún estudio ni evidencia científica que demuestre que nuestro cuerpo requiera justo esa cantidad. Además, nuestro organismo obtiene agua de las frutas, las verduras y otros líquidos —té, café, leche, jugos, etcétera—, y acciona mecanismos como la sed en caso de necesitar más agua.

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