Publimetro Monterrey

ROBANDO POQUITO

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A todos nos gusta el dinero, el mismo que se requiere para pagar los gastos elementale­s, para mantener una casa y unos hijos, para brindarles escuela, salud y protección. En otros será para acumular riquezas y vivir como magnates. Pero no todos robamos, ni mucho ni poquito, para obtener lo que se necesita.

Nunca está justificad­o un robo. Ni el cometido por el pobre, ni el perpetrado por el rico. Tampoco debería ser distinta la ley para juzgar si el motivo para hacerlo es más o menos humano o si se trata de un hijo de vecino o de un poderoso empresario.

Pero en definitiva, los ciudadanos estamos hartos de estar pagando por cobros que no nos correspond­en. Y más coraje da saber que institucio­nes que ya son millonaria­s siguen robando descaradam­ente a todo el que se deje a través de sus propios clientes.

Son robos hormiga pero organizado­s, institucio­nales, frecuentes, sistematiz­ados. Robos mensuales de 20, de 50, de 100 pesos o más, que multiplica­dos por cada cliente de sus empresas globales, los hace acumular millones por servicios no brindados.

Tome cualquier recibo de servicios, el de luz, teléfono, agua, celular, etcétera, y encontrará un monto adicional correspond­iente a un seguro de vida o de casa o contra siniestros, que usted no solicitó. Hallará llamadas de larga distancia que no hizo o por más tiempo de duración en aquellas que sí realizó. Cargos por consumos de mensajes de voz, por SMS, por tiempos extras no contratado­s, por cortes de servicio y reinstalac­iones, aunque sí se realizaron en tiempo los pagos; cargos por 30 días de servicio aunque sólo brindan 25, por redondeos que no te preguntaro­n si deseabas hacerlos.

Las tarjetas de crédito en las que recibes cobros por cosas que no compraste y que aún sin tener pruebas del cargo, ni tu firma ni nada, no te reembolsan el crédito y, para colmo, si no se los pagas a tiempo te cobran intereses. Roban los seguros médicos que están impagables, pero a pesar de sus precios, cuando solicitas una reclamació­n te la rechazan o te hacen dar vueltas y vueltas a ver si consigues que acepten.

Pero roban todos, también las empresas medianas y las pequeñas que cobran por la visita o por “la revisión” de un aparato que, finalmente, no pueden componer; cargan alimentos o bebidas que no consumiste en las cuentas de los restaurant­es porque saben que muchos de sus cliente no revisan la nota; cobran de más en los talleres mecánicos porque te obligan a cambiar piezas que el carro no necesita o te dicen que cambiaron otras y no lo hicieron.

Roban las gasolinera­s cuando surten a cada cliente menos gasolina de la que cobran. Los choferes que tardan más tiempo del que deberían en cada vuelta que se les encomienda porque toman una siesta a la sombra de un árbol o se van a platicar con familiares o amigos porque al fin que “les queda de paso”. Aquellos a quienes se les encarga un mandado y se quedan con el cambio. Las escuelas que cobran colegiatur­as por unidades completas aunque sus maestros llegan tarde, ponen películas en tiempo de clase o dejan salir temprano al alumnado. Los cajeros que cobran por la mercancía y separan un artículo para llevárselo­s ellos. Las escuelas de deportes que cobran reinscripc­ión cada seis meses, aunque no interrumpe­n sus clases durante todo el año.

Roban los que venden productos milagro, los que crean pirámides estafa, los que cotizan con sobrepreci­os, los que piden comisiones para elegir a alguien como sus proveedore­s, los que se llevan a sus casas el material para la oficina, los que llegan tarde a sus empleos, los que demoran sus actividade­s para que no les asignen otras; quienes esperan el pago de su quincena sin ofrecer gran cosa a cambio.

Y en un mundo en el que todos roban, los políticos roban más y en cantidades bestiales. Los robos pequeños cuentan y, como dice la campaña del presidente, cuentan mucho. Pero si queremos evitar desfalcos monumental­es, podríamos empezar por denunciar e impedir los robos menores, por levantar la voz y señalar a todos y cada uno de los corruptos.

“Los ciudadanos estamos hartos de estar pagando por cobros que no nos correspond­en”.

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