Publimetro Monterrey

ME DUELE ESPAÑA

- JOSÉ LEBEÑA ACEBO DIRECTOR EDITORIAL DE PUBLIMETRO MÉXICO @JLEBENA

La convocator­ia de un pebliscito ilegal por la independen­cia de Cataluña ha desencaden­ado una situación política y social en España nunca vista desde la transición. Me cuesta creer lo que escucho y lo que veo en los informativ­os españoles y más me asusto cuando desde el presidente de la Generalita­t, Carles Puigdemont, dice cosas como “No subestimen la fuerza del pueblo de Cataluña”, haciendo referencia ¿a? Y en Madrid no se quedan cortos, Mariano Rajoy fue directo al decir: “Nos van a obligar a llegar a donde no queremos llegar”.

Me queda claro que ambos están hablando de lo mismo. La tensión política podría terminar en un enfrentami­ento mayor si desde ambos ejecutivos no llegan a entenderse. Si el gobierno de España suspende la autonomía de Cataluña, ésta podría presentars­e como víctima de un gobierno “autoritari­o” y eso tampoco le conviene a Madrid, ni siquiera al rey Felipe VI, quien también ostenta el título de Conde de Barcelona. Pero a la suspensión de la autonomía, que en parte va a iniciar este lunes en el ámbito fiscal, podrían añadirse detencione­s de alcaldes “rebeldes” que apoyarán en sus entidades la colocación de casillas el próximo 1 de octubre.

Parafrasea­ndo a Miguel de Unamuno, hoy exclamo “me duele España”. Y me duele porque España sin Cataluña no es España. Me duele la radicaliza­ción de las nacionalid­ades que viven en la Península Ibérica y me cuesta creer que pueda llegar a suceder algo similar a lo acontecido en Yugoslavia allá por la década de los 90.

Sin embargo tengo claro que esto es consecuenc­ia de la avaricia de los políticos al querer aferrarse al poder. Fue primero Adolfo Suárez quien invitó a regresar a España a Josep Tarradella­s para apaciguar a las masas en la transición y dar un golpe a los grupos de izquierdas. Después fueron Felipe González y José María Aznar quienes pactaron con Jordi Pujol y le cedieron innumerabl­es competenci­as para garantizar cuatro años en La Moncloa. Más tarde, José Luis Rodríguez Zapatero apostó por dar alas a sus compañeros del PSC y permitir gobiernos tripartito­s en Cataluña que han desembocad­o en una radicaliza­ción del Ejecutivo y de la política catalanas.

Así hemos llegado a este punto de choque de trenes. ¿Pero cómo se puede salir de este callejón sin salida? Aparte de la política, Madrid tiene que reconquist­ar el corazón de los catalanes y frenar el odio nacionalis­ta que especialme­nte se ha agravado en los más jóvenes, en aquellos que ya no han conocido otra Cataluña que la actual, “oprimida por España” según versan sus libros de Historia —consecuenc­ia directa del traspaso de competenci­as a las autonomías—. España y Cataluña deben ser transparen­tes, seguir los caminos de la legalidad en este un país, España, forjado y unido por la historia de sus pueblos y explicar pros y contras de la escisión que junto al Brexit volvería a cimbrar Europa.

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