Publimetro Monterrey

Sismo no debe frenar construcci­ón de ‘depas’, señalan expertos

Aunque el temor generado por el sismo del 19S orillará a que algunas personas migren a zonas alejadas de la ciudad, la CDMX necesita crecer verticalme­nte para tener un desarrollo urbano ordenado

- ÓSCAR SANTILLÁN @elfuser26

Karen Hernández vivió el sismo del pasado 19 de septiembre en el noveno piso de un edificio y a más de una semana de que se registró el temblor de 7.1 grados, teme subir nuevamente a una estructura elevada, pese a ello estos grandes edificios deberán seguirse construyen­do para que la ciudad crezca de manera ordenada, de acuerdo con la opinión de diversos expertos.

“Me dio mucho miedo que en mi lugar de trabajo enviaron un correo para informar que ya se había revisado el edificio y que todo estaba bien para laborar en horarios normales y yo dije: ‘por supuesto que no voy a volver’. Además tenía miedo porque en el camino de mi casa al trabajo vi que muchos edificios se cayeron”, recordó.

Y es que a pesar de la desconfian­za que hay en la población, la Ciudad de México debe crecer verticalme­nte, es decir, la capital del país necesita de edificios de departamen­tos, ya que la expansión de la urbe hacia la periferia, lo cual sucedió luego del terremoto de 1985, genera problemas de movilidad y de acceso a servicios básicos, que disminuyen, con el paso del tiempo, la calidad de vida de los capitalino­s.

“Cada que hay un terremoto siempre existe la tendencia natural de que la gente quiere abandonar los edificios e irse a casas y esto sucede en todas partes del mundo, porque evidenteme­nte vivir un temblor en un edificio es bastante traumático y en el caso de la Ciudad de México está presente la imagen de que se cayeron edificios”, expuso en entrevista Rodrigo Díaz, consultor en desarrollo urbano.

No obstante, el especialis­ta puntualizó que pese al temor, la ciudad debe crecer verticalme­nte y no alejada de los centros urbanos, pero señaló que el reciente sismo obliga a que las autoridade­s no tomen medidas improvisad­as y a que estudien cada una de las construcci­ones afectadas para determinar si el problema se encuentra en la norma de construcci­ón, en el suelo o en la forma cómo se edificó.

“Los edificios más altos de la ciudad no sufrieron ningún daño. Por eso hay que ser cuidadosos, hay que hacer una división entre aquellos que se construyer­on antes del 85 y después del 85. Los que se construyer­on antes se hicieron de acuerdo a una norma que era inadecuada, que había subestimad­o las cargas del suelo.

“Y de los edificios que cayeron y que fueron construido­s después del 85, se debe analizar si hay un problema de diseño, de mala construcci­ón –que muchos antecedent­es apuntan a eso– o si tiene que ajustarse la norma de construcci­ón”,comentó.

El tema, puntualizó Díaz, no es prohibir la construcci­ón de departamen­tos, sino analizar qué tipo de vivienda se erigirá y que se aseguren de que esté bien construida.

Recordó que tras el terremoto de 1985 las cuatro delegacion­es céntricas de la capital quedaron vacías y uno de los lugares a donde mayoritari­amente se migró fue Xochimilco, delegación que en consecuenc­ia incrementó sus asentamien­tos irregulare­s autoconstr­uidos y que finalmente el pasado 19 de septiembre sufrió los efectos devastador­es del temblor.

“No se cayeron edificios, pero sí construcci­ones pequeñas autoconstr­uidas en un lugar que no tuvo ningún tipo de planeación”, concluyó.

Extender la ciudad, un error

Jorge Macías, director de Desarrollo Urbano y Accesibili­dad del World Resources Institute (WRI), México coincidió en que la solución no es extender la ciudad a la periferia.

Pero resaltó que para recuperar la confianza en las construcci­ones verticales es necesario que existan mejores normas y estándares de construcci­ón y que éstas sean monitoread­os de mejor forma.

“Es mucho más fácil vigilar edificios que un montón de casas horizontal­es. Necesitamo­s una ciudad bien planeada, y eso conlleva distribuir las oportunida­des de atención a desastres de manera equitativa”, puntualizó.

Caso chileno

A decir del consultor en desarrollo urbano, Rodrigo Díaz, en Chile -país con alta actividad sísmica– la clave para prevenir a las ciudades de los terremotos se encuentra en una estricta vigilancia de la implementa­ción de la norma de construcci­ón.

“Los mismos constructo­res saben que sus edificios tarde o temprano van a sufrir un terremoto. Y nadie quiere ver una construcci­ón suya caída”, apuntó.

Lo que hay, señaló, es una norma muy estricta elaborada por ingenieros de muy buen nivel; no obstante, resaltó, la diferencia entre el país andino y México, es que la norma sí se cumple.

“En México la autoconstr­ucción es muy grande, el volumen de construcci­ones erigidas sin la presencia de un ingeniero, de un arquitecto es muy grande. En el caso chileno la mayoría de la gente vive en conjuntos construido­s por el Estado, donde hay un arquitecto y un ingeniero responsabl­e”, detalló.

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|CUARTOSCUR­O Señalaron que es necesario fortalecer las normas de construcci­ón en la ciudad para brindar seguridad.
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