Publimetro Monterrey

LUCÍA ZAMORA

Lucía Zamora sobrevivió después de quedar atrapada bajo los escombros de un edificio derrumbado después del terremoto que azotó a México en septiembre pasado, dejando más de 220 personas muertas tan sólo en la capital. La mexicana de 36 años le cuenta a P

- DANIEL CASILLAS MWN

¿Cómo iniciaste tu día el 19 de septiembre? – Yo trabajo de manera independie­nte, tengo un pequeño negocio, y trabajo de manera remota. A veces trabajo en un café o en mi casa y últimament­e yo estaba acudiendo al piso tres del edificio de Álvaro Obregón 286. Estaba cerca de abrirse ahí un centro de trabajo para emprendedo­res y yo desarrolla­ba proyectos junto con los socios, entonces me ofrecieron un espacio para trabajar en ese edificio y ahí encontré un buen lugar para hacer diferentes actividade­s. Yo iba ahí eventualme­nte y ese martes decidí ir. Llegué, me instalé y comencé a trabajar. Fue a la hora del terremoto cuando empecé a sentir un movimiento muy fuerte que nunca había sentido, yo normalment­e no sobrerreac­ciono a los temblores, los vivo con mucha tranquilid­ad, pero esta vez, la verdad es que el movimiento fue muy fuerte, algo desconocid­o para mí. El edificio se empezó a mover muy rápido, las ventanas se rompían y se empezaron a caer muchas cosas, eso me desconcert­ó. Yo estaba muy cerca de las escaleras del edificio, me dio desconfian­za salir por esa ruta porque son muy pequeñas, entonces lo que decidí fue hacerle caso a mi compañero Issac, que muy atinadamen­te me indicaba que lo más seguro era salir del edificio por las escaleras para incendios, pero estaban más lejos; nos dirigimos hacia ese lugar y a la mitad del camino fue que se escuchó un ruido más fuerte y todo el edificio se empezó a desplomar y en ese momento yo quedé cubierta por escombros. ¿En ese momento sentiste algún dolor o que algo te lastimó? – No, fíjate que una de mis primeras reacciones fue revisar mi cuerpo para saber si estaba herida o si me había lastimado, al igual que hizo mi compañero Issac, quien quedó atrapado en el mismo lugar. Nosotros utilizamos la luz de nuestros celulares para ver si estábamos bien. Después de eso, yo intenté hacer una llamada, misma que no se pudo concretar porque no había señal telefónica ni acceso a Internet, entonces tuve que intentarlo varias veces, pero sin éxito. Lo que en realidad sucedió fue que todo se desplomó sobre mí, yo me cubrí con mis brazos, pero nada cayó sobre mí. La loza estaba muy cerca de mí y de alguna forma se detuvo con algunos tubos y una silla que yo tenía junto a mí y con otras cosas que todavía no entiendo. El espacio era muy reducido, pero afortunada­mente yo salí ilesa. ¿Cómo fue estar ahí entre los escombros y en la oscuridad? – Mi amigo Issac y yo estuvimos juntos todo el tiempo y eso fue lo que nos mantuvo con ánimo. Yo creo que si no me pasó nada es por algo, por eso traté de mantenerme optimista durante ese periodo. Fueron pasando las horas en total oscuridad, sin nada de luz al interior del edificio colapsado. Estuve ahí atrapada más de 34 horas. Hubo un momento en el que tenía el teléfono celular, pero entendí que era inútil seguir intentando hacer llamadas y me daba ansiedad estar revisando la hora, por lo que decidí apagar mi celular para administra­r la batería y traté de ser lo más optimista que pude, de pensar en mi familia, en que los iba a volver a ver, visualizab­a mucho ese momento de volver a estar con mis seres queridos, platicaba con Issac, nosotros rezábamos juntos, trataba de respirar profundo para mantener la calma. Yo creo que no dormí durante todas las horas que estuve ahí atrapada. Las horas pasaban así hasta que ocurrió el momento del rescate. ¿Cómo fue tu primer contacto con los rescatista­s? – Para mí fue un gran respiro. El primer contacto con ellos fue saber que ya nos habían encontrado y que trabajaría gente ahí para rescatarno­s. Los rescatista­s nos aseguraron que iban a sacarnos de ese lugar, nos preguntaro­n nuestros nombres y ya cuando hubo un contacto más cercano, cuando ya estaban mucho más cerca de nosotros, ellos hablaban con nosotros, bromeaban e incluso me dijeron que tenía que pagarles una comida una vez que saliera del edificio. Lograron hacernos olvidar ese momento de angustia que vivimos al quedar atrapados ahí dentro y no perder la fe. ¿Qué fue lo que pensaste al ver por fin la luz? – La salida fue complicada, pero ya una vez estando afuera disfruté mucho ver la luz natural, aunque ya era de noche, además llovía y disfruté mucho ese entorno. Salí muy agradecida por toda la gente que ayudó, yo les daba las gracias y les preguntaba que había pasado en la ciudad, porque yo no conocía la magnitud de lo que había pasado tras el terremoto hasta que salí. Fue el mejor momento después de tantas horas de incertidum­bre, fue el momento en que regresé a la vida. ¿Qué fue lo primero que hiciste tras ser rescatada? – Me llevaron a las instalacio­nes de la Cruz Roja, donde me hicieron una revisión física exhaustiva para corroborar que no tuviera algún tipo de daño. Al salir, lo que yo más deseaba era ir a ver a mi hermana y después de la revisión la dejaron entrar y por fin pudimos reunirnos. Ella me ayudó a cenar, tuve que pasar la noche ahí y al otro día pude reunirme con el resto de mi familia. ¿Qué enseñanza te dejó esta situación que viviste? – Son cosas que aún estoy procesando, pero aprendí a valorar más mi vida, a no darle importanci­a a las cuestiones que no la tienen. Comencé a cuestionar­me por qué a mí se me dio esta segunda oportunida­d, sabiendo que varias personas perdieron la vida en este y otros edificios. Esta experienci­a me dejó una visión distinta de mí, de una fortaleza que yo no sabía que tenía. También me dejó mucho agradecimi­ento y mucho amor por toda la gente que está cerca de mí, incluyendo a los rescatista­s que lucharon por mí y con nuevas ganas de seguir adelante. ¿Qué sigue para ti? – Yo pienso que debo empezar a dar pequeños pasos, poco a poco tratar de reincorpor­arme a diversos aspectos de mi vida. Ahora estoy viendo mi vida a corto plazo, trato de no tomar decisiones a largo plazo. Esta situación me dejó muy claro que yo quiero ayudar en algo. Cuéntanos sobre la fotografía en la que sales sonriendo de entre los escombros – Cuando salí, la gente comenzó a decirme que era una muy bonita sonrisa la de mi foto cuando salía de entre los escombros; yo no entendía de que fotografía hablaban hasta que la vi. Esa fue una de las primeras respuestas que recibí ya estando a salvo. Me di cuenta de que estaba sonriendo en la fotografía y decidí seguir sonriendo. En ese momento vi que mi voz y mi imagen pueden ser de utilidad para otras personas y a mí me encanta la idea de poder ayudar en algo. ¿Qué opinas de la forma en que actuó la población ante esta tragedia? – Para mí, la respuesta de la gente es lo más resaltable. La unión de la sociedad, de toda la gente, de los jóvenes que salieron a la calle a ayudar y de los cuerpos de rescate. Es increíble y para mí es lo que representa México y, por otra parte, es un fuerte contraste con las acciones del gobierno.

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|LUCÍA ZAMORA
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