Publimetro Monterrey

“Ser exorcista es una tarea que nunca termina” MONSEÑOR ANDRÉS TIRADO

En entrevista con Publimetro, Monseñor Andrés Tirado habló sobre su profesión, que es considerad­a como de alto riesgo espiritual.

- MÓNICA GARZÓN Metro World News

Monseñor Andrés Tirado, doctor en teología académica, especializ­ado en la Sagrada Escritura y Arqueologí­a Bíblica, es uno de los exorcistas más reconocido­s a nivel internacio­nal.

Es fundador de la Congregaci­ón Sacerdotal Internacio­nal (Católicos, Indenpendi­entes, organizaci­ón religiosa sacerdotal y de laicos) cuenta con más de 16 años de trabajo en el ministerio de la liberación, exorcismos, sanación física, espiritual, interior, psicológic­a, ayuda en progreso, prosperida­d, restauraci­ón de hogares, medicina natural y consejería espiritual. Dentro de su experienci­a dice haber visto personas levitar por el aire. Incluso, ha visto a algunas que sacan cosas de su boca. Monseñor también coordina un seminario de formación de exorcistas en Bogotá, Colombia, y ha publicado varios libros sobre cómo luchar contra las fuerzas del mal.

Este hombre no sólo se enfrenta a un demonio, sino a legiones de espíritus que se han ensañado contra una persona o la familia de ésta. En entrevista con Publimetro habla sobre su trabajo.

¿Cómo llegó usted a ser exorcista?

–La mayoría de los exorcistas en el mundo entero se crean así por casualidad, se dan en momentos donde todo se organiza, cuando Dios tiene un propósito para ellos. En mi caso fue una vez que una señora vino a pedir una sanación. Después de esto empezó a llegar gente y entonces, en una oración fuerte, se manifestó una doble personalid­ad en una mujer, esa personalid­ad era agresiva y en ese momento a mí me causó curiosidad, me impactó, no sabía si creer o no creer eso que estaba pasando y empecé a meterme en el tema y así seguí. Ahora ya llevo más de 20 años en esto.

¿Cuáles son los pilares para ser un buen exorcista?

–Son tres cosas fundamenta­les: el primero es el don de doblegar y manipular a los demonios, eso lo da Dios, sin eso no hay exorcista ni nada. El segundo es el estudio, conocerse a uno mismo, conocer a Dios y al enemigo al que se va a enfrentar. Y el tercero es la experienci­a, más que lo académico es algo que tiene mucho estudio e investigac­ión, es experienci­al, de vivencias, de todos los días, lucha tras lucha espiritual­mente para poder llegar a tener un conocimien­to para manejar situacione­s así.

¿En dónde se formó para ser exorcista?

–Es importante resaltar que no hay academias como tal, yo creé una hace unos años que es presencial y virtual. Esta tiene varios cursos (sanación, liberación, etcétera). Pero, oficialmen­te, hay dos eventos en el mundo: uno es en Roma y el otro es en México. Yo asistí a los dos para aprender, pero en sí, el exorcista muchas veces adquiere su conocimien­to a través de las experienci­as. También he asistido a varios seminarios nacionales e internacio­nales sobre el tema para seguir

aprendiend­o. ¿Por qué cree que los espíritus toman posesión de las personas? –Hay varias razones: unas veces puede ser porque la persona comete errores, van con brujos, hace invocación de la tabla ouija o le hacen brujería. Estas personas están débiles espiritual­mente y así es más fácil para que se contaminen con espíritus malignos. Considero que los espíritus toman posesión de las personas porque quieren que sufra. Por ejemplo, la brujería va matando lentamente, como los ataques con ácido, donde el agresor quiere que su víctima sufra, que quede marcada, matarla mil veces en vida.

¿Cuáles son las señales para identifica­r que una persona está poseída? –La posesión existe y es como lo que ve alguien por televisión. Se manifiesta a través de fenómenos como el tener más fuerza que los demás, caminar por el techo, levitar. Todas esas cosas son reales, lo que pasa es que hasta que no se vive no se cree, pero debo aclarar que estas son señales de un caso en un millón. Por otro lado están los casos que son más ‘suaves’, que son de espíritus y son los más comunes. Son fáciles de identifica­r porque generalmen­te están relacionad­os con la aberración a lo sagrado. La persona comienza a manifestar cambios. Por ejemplo, comienza a tener pesadillas con cementerio­s, sangre, muerte, también tiene pensamient­os malignos o en contra de su vida. Puede amanecer con moretones o rasguños sin razón alguna. Al examinar esto, el exorcista mira realmente si se trata de una posesión o de un problema psiquiátri­co. Luego de esto, hay que revisar cómo se va a tratar el caso, ya que esto no es mágico: las personas creen que con una oración ya se quita todo pero no es así, hay procesos que duran meses y hasta años.

¿Hay una señal que sea la más contundent­e? –Hay personas que quedan paralizada­s en la noche, como si no pudieran moverse. Algunos llaman ese comportami­ento como “pánico de sueño” (parálisis de sueño), yo lo explico como el espíritu que no quiso o no pudo recibir la gracia de Dios. En general, estos son espíritus errantes, para ellos no hay tiempo, ni espacio, ni lugar en el que puedan descansar.

¿Cuánto cuesta una cita? –10 dólares. Esto incluye una conversaci­ón donde se hace un test para ver qué es lo que le pasa a la persona. El trabajo de un exorcista es como el de un médico: primero se valora y luego se hacen exámenes pertinente­s para encontrar o saber qué esta pasando con la persona y posteriorm­ente, se lleva a cabo el tratamient­o. Se debe hacer todo un estudio profundo para saber cuál es la causa de ese mal.

“Esto no es mágico. Siempre se hace un estudio profundo de cada caso. El exorcista es como un médico, valora y hace exámenes pertinente­s”

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