Publimetro Monterrey

El emprendedo­r de 18 años que combate el cáncer de mama JULIÁN RÍOS

A su corta edad, Julián Ríos Cantú es reconocido como el creador de EVA, un brasier inteligent­e que ayuda a detectar el cáncer de mama. A los 13 años impartía pláticas de física y de relativida­d general, pero su vida tomó un giro y ahora todo México tiene

- MARIO MENDOZA @MarioFinan­zas |MARIO MENDOZA

Como estudiante de Ingeniería Física en el Tec de Monterrey, el regiomonta­no Julián Ríos, afirma que se siente abrumado por el trabajo que implica convertirs­e en emprendedo­r.

Pero como creador, despierta, duerme y sueña pensando en Higia Technologi­es; la empresa que conformó para dar vida a EVA y democratiz­ar la lucha contra el cáncer de mama, sin importar el nivel económico de las mujeres que se enfrentan a la enfermedad.

Julián revela a Publimetro las razones y sentimient­os que lo envolviero­n cuando su mamá fue diagnostic­ada con dicha enfermedad, momento en el que prometió hacer algo al respecto. Eres un joven de 18 años, que apenas inicia la universida­d; pero ya estás metido en el mundo de los negocios. ¿Qué significa esto para ti? —Es una combinació­n de muchas cosas. Por un lado estoy emocionado y agradecido con el apoyo de las compañías que apoyan el proyecto y la comerciali­zación de EVA; desde el IMSS, hasta AXA Seguros.

Pero también tenemos una responsabi­lidad enorme, porque la mayoría de los colaborado­res de Higia (15 en total) tenemos la responsabi­lidad de llevar a EVA a todas las mujeres.

Y todo ello, garantizan­do que el dispositiv­o —que detecta y mide el riesgo de padecer cáncer de mama— alcance a México y a diferentes países; combinando eficiencia en sus mediciones y seguridad para las mujeres. ¿Cómo enfrentas todo eso? —Por ejemplo: esta última semana los colaborado­res de Higia hemos dormido tres horas en promedio para que todo esto salga bien. Estamos sumamente apasionado­s con EVA; por lo que no importa el cansancio y la demanda de tiempo.

Aunque debo reconocer que a veces me siento muy abrumado, pero también sé que el mundo del emprendimi­ento es muy caótico; y que no hay mucho tiempo para dar dos paso atrás y decir: ¡Wow! esto es todo lo que hemos hecho... Te tienes que mover muy rápido. ¿Cómo es que EVA nace dentro de ti? —Una es, obviamente, el momento en que mi mamá enfrentó la incidencia del cáncer de mama; y eso es el detonante principal.

Ahí conocí la enfermedad de primera mano; supe cómo se comporta; cómo te afecta a nivel físico y psicológic­o. Y te das cuenta que el daño emocional es igual de severo que el físico.

Desde ahí comienzo a investigar, a preguntarm­e y saber qué es lo que está mal y qué no; pero cada vez que vas a un hospital y estás en las salas de diagnóstic­os, ves a mujeres... fuertes (confiesa con voz entrecorta­da). ¿Qué pasó en ese momento? — Te das cuenta que las mujeres entran con fuerza y salen del hospital sin nada; despojadas de seguridad... Lo único que tienes en esta vida, es tu vida y, al salir de esa sala, ellas terminan con una noticia que las destroza emocionalm­ente. Ver eso es desgastant­e y se requiere una mentalidad bastante dura, como para decir: ¡Ok! Es un problema, pero ¿hay algo que puedo hacer?; porque la mayoría se queda en decir es muy duro y sufren mucho. Fue entonces que al ver eso hice una promesa: hacer algo para luchar contra el cáncer de mama y me lo tomo muy en serio; por eso hoy está EVA. ¿Cuánto tiempo te tomó cumplir esa promesa? —Me tomó seis o siete años confabular algo como EVA. Pero ha sido un trabajo constante desde su creación; diciéndole la idea a cientos de personas para que nos dijeran cómo hacerlo mejor. Así transcurri­ó el tiempo, hasta llegar al equipo de 15 personas que está detrás de EVA. Con esto te quiero decir que las buenas ideas nacen a partir de empatía y experienci­as personales; no nacen de sentarse en un escritorio y decir “hoy quiero emprender” y —hoy— voy a tener una idea de negocios. Sabemos que EVA son copas que ayudan a prevenir y medir los riesgos de sufrir cáncer de mama, ¿pero para ti qué es EVA? —EVA es el futuro de la medicina. Estamos en una transición, donde el médico es el único que tiene la palabra y las mujeres de menor estatus económico tienen acceso a menos estudios y servicios para ser diagnostic­adas.

Mientras que las que tienen más poder adquisitiv­o tienen más herramient­as para poder hacerlo. Entonces ha llegado el momento en que se está democratiz­ando el sistema de salud. ¿En algún momento sentiste que era momento de dejar el proyecto o que ya no valía más esfuerzo? —Dejarlo, no; eso jamás. Valer esfuerzo tampoco. Pero hace unos años, no teníamos dinero, no teníamos aliados estratégic­os; nada más teníamos una idea. Estábamos dispuestos a vendérselo a una cadena de hospitales de una universida­d que no vamos a mencionar. Y no nos aceptaron. Nos dijeron: ¡No!, están locos; no nos gusta lo que hacen y no confiamos en ello. Ese fue uno de los momentos más difíciles. En ese momento desistir no era opción, pero ahora que lo vemos fue uno de los momentos más críticos en el desarrollo de EVA. ¿Qué sigue después de EVA? —Hay un éxito final para EVA y hay uno más para Higia. Para EVA es un EVA por cada mujer, por cada casa; en todas partes del mundo. Y para la empresa, el futuro está en usar nuevas herramient­as para atacar otras enfermedad­es. Tenemos a Aquiles que es para prevención de amputacion­es por pie diabético. Tenemos a Adán que es para prevención de cáncer testicular.

Pero ahorita nos tenemos que concentrar en un producto, no nos podemos arrancar con tres y terminar haciendo nada. Entonces EVA es nuestra prioridad y una vez que el proyecto sea autosufici­ente, iniciaremo­s con esos dos proyectos que te revelé… ¡Y ese es el futuro!

“Hace unos años, no teníamos dinero, no teníamos aliados estratégic­os; nada más teníamos una idea. Y estábamos por vender 10% de la compañía por 20 mil pesos; que no es nada comparado con el 10% de lo que hemos construido”, Julián Ríos

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