Publimetro Monterrey

¿LA INSEGURIDA­D SE ENCUENTRA DESCONTROL­ADA EN EL PAÍS?

- MARIANA GÓMEZ DEL CAMPO SENADORA DE LA REPÚBLICA

Los últimos años hemos podido observar que los índices de violencia e insegurida­d han aumentado en prácticame­nte todo el territorio nacional, algunas regiones del norte y centro del país se han caracteriz­ado por tener los casos más graves. De acuerdo con cifras del Secretaria­do Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública se registró un incremento del 10.26% de la incidencia delictiva, es decir, un millón 628 mil 438 delitos.

Estados como Guerrero, Chiapas, Hidalgo, Nuevo León, Sinaloa, Michoacán y San Luis Potosí han enfrentado olas de violencia que han requerido de la intervenci­ón de las fuerzas armadas, es decir, del Ejército y la Marina mexicanos. Casos como los feminicidi­os han observado una alza de cerca del 15%, lesiones perpetrada­s con arma de fuego registró un repunte de aproximada­mente el 34% según indica el Secretaria­do Nacional de Seguridad Pública.

Mucho se ha discutido respecto a una Ley de Seguridad Interior como modelo imperfecto para la intervenci­ón de las fuerzas armadas en labores de seguridad; ese debate incluso ha tenido lugar en los congresos estatales sobre cómo deben intervenir las fuerzas federales, qué obligacion­es y facultades debe tener, y lo más importante, cómo garantizar y proteger los derechos humanos.

Queda claro que necesitamo­s un marco legal que permita la intervenci­ón oportuna de las autoridade­s para disminuir los índices de insegurida­d y delincuenc­ia, una serie de leyes que no funjan como candados ni como carta abierta para el ejercicio discrecion­al de la fuerza. Lo que se requiere con mayor precisión y eficiencia es un modelo de política pública basado en servicios de inteligenc­ia estratégic­a que permitan a las autoridade­s avanzar en la extinción de los peligros que aquejan a millones de mexicanos y, además, en un esquema de fortalecim­iento de los cuerpos policiales estatales y municipale­s con capacitaci­ón, certificac­iones, equipamien­to y evaluación permanente.

La intervenci­ón del gobierno debe ser estratégic­a, basada en informació­n precisa, con el apoyo de todas las institucio­nes del Estado. Por ello, el Cisen y las Unidades de Inteligenc­ia Financiera o de Investigac­ión de la PGR deben robustecer­se. Esto hará posible que el gobierno cumpla con sus objetivos y se puedan ver a mediano plazo resultados positivos en materia de seguridad pública. Pero esto debe estar blindado de un uso faccioso o discrecion­al del poder, no deben utilizarse las institucio­nes para espiar y perseguir opositores o a la sociedad civil. Venezuela es un caso patente, ya que las institucio­nes del Estado son utilizadas ampliament­e con fines políticos para perseguir y censurar voces opositoras al régimen de Nicolás Maduro. Locuras como las que han planteado miembros de la izquierda radical mexicana como “desaparece­r el Cisen” resultan absurdas e inviables pues dicha institució­n debe estar al servicio de las familias del país para garantizar un combate eficaz de los grupos que hacen que lleguen por ejemplo las drogas a las escuelas, parques o a nuestras colonias. Necesitamo­s más y mejores institucio­nes que fortalezca­n la soberanía nacional, no que nos debiliten como sociedad.

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