ASÍ LLEGARON LOS DREAMENS A EU CUANDO ERAN NIÑOS
Alrededor de 700 mil jóvenes inmigrantes conocidos como dreamers son beneficiarios de DACA —la sigla en inglés del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia— y entraron de maneras distintas a Estados Unidos, pero comparten una caracterí
Vivieron escondidos hasta que el gobierno de Barack Obama les ofreció un permiso temporal de protección contra la deportación. El presidente Donald Trump revocó el programa en septiembre y emplazó al Congreso a establecer una solución permanente a nivel legislativo, que dijo que respaldaría a cambio de medidas para reducir la inmigración, como un muro en la frontera con México.
Mientras el Congreso intenta negociar la suerte de los dreamers, algunos de ellos recordaron cómo fue la experiencia trascendental que vivieron cuando aún no podían entender lo significativa que fue.
Las entrevistas han sido editadas y condensadas con el fin de lograr mayor claridad.
Leobardo Carmona Gijón
23 años.
Vive en Seattle.
País de origen: México.
Edad de llegada a EU: 10.
Leobardo y su familia (sus padres, tres hermanos y un primo) volaron de Oaxaca a Tijuana, donde tenían planeado reunirse con un tío que los iba a ayudar a escabullirse por la frontera.
Pero, en el aeropuerto, la familia fue engatusada por un secuestrador que los forzó a pagarle para fungir como coyote en su cruce.
“Cuando estábamos en el aeropuerto, mi padre, supongo que por ingenuo, abrió su cuaderno con los números telefónicos e iba a usar un teléfono público para llamar a mi tío y pedirle que nos recogiera. Pero son muy inteligentes y pudieron leer el nombre de mi tío en el cuaderno.
“Un desconocido se nos acercó para decir que nos iba a recoger en nombre de mi tío, aunque resultó no ser verdad. Nos llevó a un vecindario muy pobre y bastante peligroso y dijo: ‘Así es como funciona el negocio’. O cruzas con ellos o no cruzas. Nos llevaron en camión a las montañas. Era un camión normal. Luego nos bajamos y empezamos a caminar junto con un grupo de 30 o 35 personas”, recordó.
La Patrulla Fronteriza los estaba rastreando.
“Vimos luces. Todo pasó tan rápido que corrimos a escondernos en los arbustos y terminamos en diferentes partes. Yo me escondí con una de mis hermanas, con mi hermano y mi primo. Y luego sólo escuchamos cómo arrestaban a personas. Cuando salimos no había nadie. Mis padres ya no estaban.
“No recuerdo cómo decidimos adónde ir. Digo, mi hermano tenía 16 y mi primo 17, entonces nos intentaron guiar. Hasta que vimos una luz muy muy pequeña que estaba muy muy lejos. Esto fue en medio de las montañas en el desierto. Caminamos por unas horas para llegar a la luz y resultó ser una gasolinera. Unos cinco minutos después de que llegamos, mientras pensábamos qué íbamos a hacer, de repente mi mamá y mi papá llegaron a la misma gasolinera”, contó.
Aún no sabían el paradero de la hermana de 12 años de Leobardo cuando la Patrulla Fronteriza llegó a la gasolinera y arrestó al resto de la familia.
“Mi mamá estuvo muy