¿SEMANA DE PAZ?
Las vacaciones deben ser vacaciones. Cambiar de rutina aunque no salgamos de casa, hacer lo que tenemos pendiente o, si es posible, salir a distraernos en los días de descanso.
Lamentablemente, esa regla no siempre se cumple. Menos cuando en los últimos días hemos tenido noticias escalofriantes. No quiero ser aguafiestas, pero es terrible pensar que podríamos estar ante un escenario adverso que la mayoría va a obviar estas semanas de evasión vacacional, pero que, al parecer, comienza a dar señales de que va a ser uno de los problemas públicos a solucionar: el de la seguridad.
Que ya habíamos intentado o avanzado en los esfuerzos por resolver, pero que, lamentablemente, tal parece que regresa con fuerza. En estos días, miembros de una familia regiomontana, por ejemplo, que viajaban hacia Estados Unidos por Reynosa, fueron víctimas de un fuego cruzado que dejó víctimas y secuelas, seguramente, negativas para quienes lo vivieron.
No podemos permitirnos regresar en el tiempo a ese donde nos veíamos atrapados en un laberinto sin salida, en donde el “pan nuestro de cada día” es el terror que no puede ser apagado por autoridades negligentes, que poco hacen para frenar estos casos.
Lo peor es que esos casos se están dando en todo el país. Ataques en el centro de Monterrey o en San Pedro, así como estudiantes desaparecidos en Jalisco, están de nuevo poniendo los semáforos en rojo y encendiendo las alertas porque, en plena época álgida de elecciones, la falta de seguridad se está volviendo una constante que no nos podemos permitir.
La seguridad, recordemos, no sólo se rompe en pedazos, sino también la paz vacacional y la oportunidad de pensar que en el largo plazo, una vez que todos regresen de vacaciones, habrá posibilidades de que se hagan cambios que impacten positivamente en que ya no estemos vulnerables a que nos pase algo a nosotros o nuestras familias.
Debemos anticiparnos a que suceda y hacer un llamado audible para que esto no se incremente ni siga sucediendo. Que realmente estos días sean para estar tranquilos, de vacaciones y, cuando todos regresemos a la realidad, sigamos así, no nos merecemos vivir con miedo.