Medicina digital revoluciona la salud
Los expertos creen que las píldoras inteligentes pronto podrán no sólo rastrear, sino también diagnosticar a los pacientes e incluso prevenir las enfermedades. Publimetro investiga si eso será posible
La revolución en el cuidado de la salud ya está a nuestras puertas. Por primera vez en la historia, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EU aprobó una píldora digital. Cada pieza de ese medicamento llamado Abilify MyCite, utilizado para tratar trastornos psicóticos, del estado de ánimo y de ansiedad, emite una señal electrónica cuando se ingiere y un receptor cercano puede recibir y transmitir a quien designe la persona, incluso a médicos, enfermeras o familiares. Expertos de todo el mundo ya han calificado la aprobación como un avance significativo en la industria que puede ayudar a las personas que se olvidan de tomar sus medicamentos sin un recordatorio.
Sin embargo, queda por ver cuál será el impacto de la tecnología utilizada en Ability MyCite. Aunque hasta dos tercios de los pacientes no toman sus medicamentos según lo recetado, se desconoce si la capacidad de seguir su comportamiento mejorará el régimen de tratamiento. Muchas de estas personas pueden simplemente decidir no tomar sus medicamentos debido a los efectos secundarios o por tener la percepción de que ya no los necesitan, reacciones que probablemente no van a ser modificadas por un medicamento inteligente.
Según Paul Appelbaum, director de derecho, ética y psiquiatría del departamento de psiquiatría de la Universidad de Columbia, las píldoras inteligentes serán ampliamente utilizadas en el futuro.
“Los medicamentos inteligentes pueden resultar más útiles para los escenarios en los que es muy probable que los pacientes se olviden de tomar medicamentos, por ejemplo, en caso de la enfermedad de Alzheimer temprana. También pueden permitir que los médicos que tratan otras afecciones identifiquen fallas repetidas para tomar medicamentos y vuelvan a explicar la importancia de los medicamentos para los pacientes. Pero su éxito dependerá de la voluntad de los pacientes de controlar el uso de sus medicamentos, y no todos pueden sentirse cómodos con eso”, dice Appelbaum a Publimetro.
Los medicamentos del futuro, podrían ser no sólo recordatorios, sino ser más “habladores”. O incluso tener no sólo “bocas” sino “ojos”, “oídos” y “narices”. Y según los expertos, los medicamentos como MyCite son una de las nuevas innovaciones que forman parte de este progreso.
“Hay un tremendo potencial. Cualquier avance nuevo trae algunas incógnitas, con una investigación cuidadosa y ética, así como la participación de las comunidades de pacientes, los avances como MyCite tienen el potencial de ayudar a las personas a mantenerse saludables fuera del hospital”, dice John Torous, doctor en psiquiatría en la Harvard Medical School, EU. “Eso también ofrece a las personas la posibilidad de recibir información personalizada sobre cómo los medicamentos funcionan para ellos”.
Y añade: “Este nuevo tipo de medicamento también tiene un amplio potencial fuera de la salud mental, ya que la retroalimentación en tiempo real y las percepciones personalizadas sobre los medicamentos son importantes para casi cualquier problema de salud”.
A pesar de todos los beneficios, tales drogas inteligentes podrían traer nuevos problemas y controversias. Uno de ellos es la privacidad de los pacientes. Existe la preocupación de garantizar la seguridad de los datos recopilados, para que no se utilicen con fines comerciales. Eso se ha convertido en un problema importante con las aplicaciones de teléfonos inteligentes para controlar las condiciones médicas y puede serlo con los medicamentos digitales.
“Sin ciertos tratamientos, las personas con déficit de memoria o de organización podrían requerir hospitalización o situaciones de vida asistida”, dice Dolores Malaspina, psiquiatra de la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai.
“Los medicamentos digitales pueden ser clave en el tratamiento de personas con infecciones, para prevenir la difusión de enfermedades en el futuro” Dolores Malaspina, psiquiatra de la Facultad de Medicina de Icahn en Mount Sinai