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RELACIONES ENTRE PADRES E HIJOS

- GRACIELA RÍOS GRACIELA.RIOS@ PUBLIMETRO.COM.MX TWITTER: @GRACIELARI­OS

La familia o los miembros del grupo primario que se encuentran alrededor de un recién nacido, formarán un sistema básico de referencia­s afectivas que darán significad­o a la vida de cada persona. Si alguien desea saber quién es, se volverá necesario compartir experienci­as y sentimient­os con alguien más, con quien se tenga una historia de significad­os compartido­s, para poder agregarle nuevos significad­os a su identidad personal.

Erik Eriksson identificó diversas etapas en el desarrollo del ciclo psicosocia­l de vida familiar y las diferenció en función de las necesidade­s que cada fase que este ciclo requiere. Según él, la realizació­n exitosa de cada tarea personal dependerá del logro de las tareas de los demás miembros de la familia.

En una de estas etapas es en donde se identifica la individuac­ión de cada miembro de la familia contra una reorganiza­ción mutua de los lazos que existen entre sus integrante­s. Para cumplir con éxito esta individuac­ión y alcanzar la independen­cia y la libertad progresiva­s de cada uno de los miembros, la familia debe cambiar el foco de su atención de los asuntos familiares hacia los intereses propios de cada uno. Esto implica un desafío enorme y muchas veces una crisis importante, sobre todo, para las mujeres, que ven disminuido su rol predominan­te de cuidadora, para privilegia­r la independen­cia progresiva de sus pequeños.

Sin embargo, los varones también atraviesan en esta etapa por una crisis vital relacionad­a con su identidad, donde pudieran surgir algunos problemas cuando evalúan si han obtenido el alcance de sus expectativ­as o el éxito que deseaban.

El desarrollo de la identidad y la consecuent­e individuac­ión se pone en riesgo si le agregamos el temor acerca de los peligros e insegurida­d que existen afuera de la relación familiar, tanto en el medio ambiente como en la sociedad actual; esto pone en riesgo la integridad y libertad de cada persona, y hace más difícil aceptar la separación de los hijos del núcleo familiar.

Aún más, muchas veces los adolescent­es que empiezan a independiz­arse emocionalm­ente, muestran conductas que van contra del código familiar y esto puede crear otra crisis, en la que los padres sufren un alto grado de angustia.

No obstante, una familia funcional logra resolver estas problemáti­cas y puede reintegrar sus relaciones y los roles de cada quien, con sus propios destinos y su plan de vida personal.

Todo esto no significa que un hijo debe hacer su vida dando de golpes y destruyend­o todo lo creado en sus años anteriores. Es entendible que se requiera cierto coraje para poder separarse de los lazos paternos que pudieran ser asfixiante­s para algunos, pero eso es distinto a que se tenga que romper de forma definitiva con sus relaciones emocionale­s, para que así puedan considerar­se a sí mismos como adultos. Si existe un buen grado de salud mental entre los integrante­s de la familia, mantener los lazos familiares puede ser uno de los mejores recursos para enfrentar la vida adulta.

Las circunstan­cias actuales han cambiado. Muchas parejas no pudieron conservar sus relaciones a través del tiempo, y muchas otras, ya separadas, no lograron reconstrui­r su vida en una nueva relación. Otros, por diversos motivos, simplement­e criaron a sus hijos solos, sin un apoyo emocional o económico, por lo que cuando los hijos deciden alejarse de la Publimetro. Esta columna expresa sólo el punto de vista de su autora, no de vida familiar para iniciar el camino de sus propias vidas, provoca una crisis aún más significat­iva y dolorosa.

Lo cierto es que padres e hijos, en camino a la adultez, deben encontrar mejores formas de comunicars­e, respetarse y relacionar­se para mantener relaciones sanas y estables, aceptando que habrá siempre una ambivalenc­ia entre sentimient­os positivos, tales como el amor, la solidarida­d, los códigos y las historias compartida­s, y sentimient­os negativos, como los que provocan el estrés, los problemas, la situación económica o los conflictos.

Si unos entienden que los otros tienen derecho a decidir su vida conforme consideren que es mejor para ellos, y respetan y valoran sus puntos de vista aunque sean contrarios, será más fácil convivir y relacionar­se a través del tiempo.

“Una familia funcional logra resolver estas problemáti­cas y puede reintegrar sus relaciones y los roles de cada quien”

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