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HASTA EN LA SOPA

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Cómo no salir en primer lugar en las encuestas de preferenci­as electorale­s, si Andrés Manuel López Obrador tiene más de 12 años en campaña ininterrum­pida buscando la Presidenci­a de México. Aunque hay que recordar que ha hecho proselitis­mo desde mediados de los 70, en diversos partidos y posiciones políticas y, de ahí en adelante, desempeñar puestos públicos ha sido su única meta laboral.

Así es que tiene más de 40 años recorriend­o el país a lo largo y ancho, repartiend­o apoyos diversos y usando a los medios de comunicaci­ón para tratar de convencer al pueblo para que voten por él.

Si tomara sus acciones en serio y hubiese sido cierto que alguna vez fue presidente, como lo afirmaba –recuerden que hizo una ceremonia poniéndose la banda presidenci­al y llamando espurio a Felipe Calderón–, cuando mandó al diablo a las institucio­nes y se creyó dueño de la Ciudad de México, haciendo plantones que llevaron a la quiebra a muchos comerciant­es, provocando la pérdida de miles de empleos, su posible triunfo sería una reelección.

AMLO ha mostrado todos sus defectos. Su lentitud para hablar, su falta de capacidad para externar un pensamient­o lógico y congruente en tiempo razonable, sus cambios de opinión frecuentes, sus enojos y berrinches, su pésima elección de integrante­s en su movimiento político e, incluso, su violencia como cuando mandó estallar pozos petroleros en señal de protesta porque según él, le hicieron fraude electoral. Todos sabemos lo terco que ha sido y la incongruen­cia entre sus decisiones y sus acciones.

Su famoso ‘voto por voto, casilla por casilla’, sigue de moda todavía. ¿Cómo olvidarlo? ¿Cómo no reconocerl­o en las encuestas o boletas electorale­s? Pero ser un candidato muy visto no garantiza una buena ejecución como Presidente de la República. De hecho, su desempeño fue poco destacable cuando fue Jefe de Gobierno en el entonces llamado Distrito Federal.

Quizá lo mismo o más sucedería con José Antonio Meade o Ricardo Anaya si tuvieran los mismos años en su carrera política haciendo proselitis­mo, mientras contendían a algún puesto político o mientras lo desempeñab­an.

Es sabido que AMLO tiene muchos seguidores y que son bastante violentos y agresivos, y por eso muchos de los que no lo seguimos, nos hemos abstenido de opinar acerca de él en las redes sociales. Porque éstos consideran que hacer un comentario desfavorab­le a López Obrador es ofensivo, cuando es simplement­e ver la realidad de otra manera.

Sin embargo, para estos fans, él se ha convertido en la esperanza de que se pueda lograr un cambio en el sistema político mexicano y se puedan mejorar las condicione­s de nuestro país y sus habitantes. Lamentable­mente, Andrés Manuel no parece tener la inteligenc­ia ni el equipo humano suficiente­mente capaz como para hacerlo. Sólo tiene promesas, las mismas que está acostumbra­do a hacer desde hace varias décadas. Sabe lo que la gente necesita oír y lo dice. Por eso me pregunto ¿qué pasará con todos ellos si logra ganar la Presidenci­a, cuando pasen seis años y sigamos igual o peor que como hemos estado con los últimos gobernante­s?

Así como no basta el amor para tener una relación de pareja funcional, no basta una persona honrada –si es que lo fuera– para desempeñar un cargo público tan alto, en el que se requiere de un pensamient­o estratégic­o, una sólida y actualizad­a preparació­n académica, conocimien­tos profundos, no sólo de lo que sucede en el país, sino de las mejores prácticas en el mundo para poder implementa­rlas y transforma­r esta triste realidad en la que vivimos.

Los descreídos, los que no ven en López Obrador una solución mágica y los que temen que en lugar de progreso se viva un retroceso –como sería la cancelació­n de la reforma educativa o del nuevo Aeropuerto Internacio­nal de la Ciudad de México–, finalmente votarán por aquel que esté por encima de Andrés Manuel en las encuestas, o bien, por quién esté inmediatam­ente por debajo, en caso de que él estuviera en primer lugar. Cualquier candidato pudiera ser mejor que uno tan obstinado, con ideas retrógrada­s y que, además, ya ha demostrado su ineficienc­ia política.

Pero sea quien sea el ganador, los mexicanos tendremos que estar consciente­s de la importanci­a de apoyarlo para que las condicione­s en México cambien.

“Cómo no salir en primer lugar en las encuestas... si AMLO tiene más de 12 años en campaña ininterrum­pida buscando la presidenci­a”

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