¿BYE, BYE, OUTSOURCING?
Algunas empresas necesitan dedicar su tiempo y atención a la función principal o a la razón de ser de sus negocios. En ocasiones no dominan alguna actividad que deben realizar, no tienen los recursos económicos o humanos para hacerlas de manera directa o, simplemente, consideran que necesitan invertir sus esfuerzos en cosas más importantes y, por tanto, deciden subcontratar a terceros para que sean ellos quienes hagan estas actividades complementarias a su actividad principal.
A este proceso de contratar a una empresa externa para gestionar una parte de la compañía se le llama outsourcing.
Hacer las cosas de esta manera implica un ahorro económico y la posibilidad de disponer de expertos 100% enfocados a realizar de manera eficiente ciertas tareas.
En México, uno de los servicios que se ha popularizado más en el uso del outsourcing es la administración de personal; esto es, la contratación y elaboración del cálculo y pago de nómina de los empleados.
Esta industria ha resultado un negocio millonario, tanto para las empresas que contratan este servicio como para aquellas que lo brindan. Se estima que en México supera los cuatro mil 400 millones de dólares. Lamentablemente, se ha prestado a un sinfín de problemas fiscales y malos manejos en donde muchos trabajadores han sido afectados.
Bajo este esquema existen muchas relaciones laborales sin contrato y los salarios no siempre han sido reportados al 100% ante las instituciones como el IMSS, SAT e Infonavit. Además, muchos recibos de nómina no han sido timbrados o cuentan con conceptos engañosos de prestaciones sociales, que han derivado en muy malas prácticas en el mercado laboral en México.
Partir de 2009, el gobierno federal impulsó iniciativas para intentar modificar la Ley del Seguro Social y obligar de esta forma a los patrones a reportar a los trabajadores que son tercerizados. En 2011, se hicieron modificaciones a la
Ley Federal del Trabajo, donde los dueños de las empresas se volvieron responsables solidarios de los manejos que hicieran las empresas que ofrecen los servicios de outsourcing en procesos administrativos o contables.
A pesar de las regulaciones que se han intentado imponer, en este giro se ha encontrado que, de 900 empresas, sólo 100 tienen registro ante el IMSS y, de éstas, únicamente 40 pagan los impuestos correspondientes.
Muchas de éstas, además, registran a los trabajadores y empleados sólo con el salario mínimo y el resto se maneja “por fuera”, simulando cooperativas. Otras pagan las colegiaturas a los hijos de los trabajadores o les sustituyen el Seguro Social por una póliza de gastos médicos mayores.
Las pérdidas no son solamente para los trabajadores, sino para el gobierno, ya que éste no recibe el pago de los impuestos correspondientes.
Tal vez por esto, la administración de Andrés Manuel López Obrador ha declarado que buscará la manera de eliminar el concepto de outsourcing para el manejo de servicios de administración de personal. Aunque lo más seguro será que se impongan reglas más estrechas de supervisión a estos negocios, de tal forma que el gobierno pueda captar los millones de pesos que ahora se quedan en los bolsillos de los empresarios.
“En México, uno de los servicios que se ha popularizado más en el uso del outsourcing es la administración de personal; esto es, la contratación y elaboración del cálculo y pago de nómina de los empleados”