¿CÓMO ESTAMOS?
Ya pasaron tres años desde que la esperanza en la toma de protesta del primer gobernador sin partido para el estado de Nuevo León no sólo fuera un suceso histórico, sino parteaguas en la toma de decisiones.
No obstante, esa esperanza se ha visto diluida en un sin fin de retos como acontecimientos que demuestran que necesitamos algo más que promesas de cambio. Ser realistas ante el panorama del estado es importante para saber hacia dónde vamos, una vez que el desencanto de la falta de resultados contundentes es parte del desencanto.
¿Qué haremos los próximos años? Lo escribo en plural porque, a diferencia de los políticos tradicionales que instalan sus discursos en la centralización de su figura y poder, lo que importa es que derribemos el muro de pensar que sólo “alguien” puede hacer el cambio.
Esto no es personal y hasta que entendamos que todos y todas participamos en la vida pública del país, en tanto asumamos nuestra corresponsabilidad y sintamos el compromiso individual de hacerlo así, entonces, avanzaremos un poco más rápido en la construcción de avances para que a Nuevo León le vaya bien en todos los sentidos.
Por eso es de suma importancia que la ciudadanía participe activamente en colaborar tanto o más que sólo exigir. No sólo como una aspiración, sino como un real deseo colectivo de que se solucione la realidad grave en la que estamos viviendo.
Más que preguntar qué hicimos en un pasado constante, deberíamos preguntar insistentemente qué hacemos, porque todavía faltan tres largos años.
“Es de suma importancia que la ciudadanía participe activamente en colaborar tanto o más que sólo exigir. No sólo como una aspiración, sino como un real deseo colectivo”