MÓNICA FERNÁNDEZ BALBOA
SENADORA DE LA REPÚBLICA POR MORENA
En la administración pública existen diversos mecanismos para la distribución de los recursos presupuestales. Todos ellos presentan ventajas y algunos tienen aspectos que deben mejorarse. En ese sentido, hay que recordar que en el antiguo régimen político se cometieron muchos abusos y que una de sus principales características fue la imposición de un modelo corporativo y clientelar. Así, era frecuente que el gobierno entregara los recursos públicos a las personas a través de organizaciones, las cuales muchas veces estaban vinculadas a algún partido político. De esa forma, el presupuesto se convertía indebidamente en un instrumento de control de la voluntad ciudadana, que sin duda se podía convertir en una manera perversa y corrupta de funcionamiento. Adicionalmente, también era muy común que algunos de los dirigentes y responsables de esas organizaciones no sólo lucraran políticamente con los recursos, sino que los operaran como si fuera su patrimonio personal. Ahora, como parte de la cuarta transformación del país, existe la absoluta voluntad de terminar con esas acciones clientelares y corruptas. Por eso, es acertado que los recursos que se destinen a las personas más necesitadas les lleguen directamente, sin intermediarios y con total transparencia. La correcta administración de los recursos implica el fortalecimiento de las instituciones públicas y dar un giro en lo que ha venido sucediendo, al menos desde el año 2000, en la entrega de apoyos sociales. En muchos casos se abusó en el uso de aparentes administradores externos que dieron lugar a simulaciones, y en realidad esos recursos se quedaban principalmente en los bolsillos de quienes tenían la obligación de dárselos de manera íntegra a quien estaban verdaderamente destinados. Por eso debe eliminarse la opacidad y garantizar la absoluta transparencia, legalidad y honestidad en el manejo de los recursos en beneficio sólo de quienes requieren de los apoyos sociales.