La Ecovía, el Metro y sus déficits
Ambos sistemas de movilidad presentan déficit, además de problemas en el servicio y carecen de instalaciones adecuadas para prestar el servicio eficientemente
A un lustro de haber arrancado operaciones, la Ecovía, que costó a los neoleoneses casi dos mil millones de pesos, no ha dado batalla a las necesidades de movilidad de sus pasajeros, ya que después de cinco años de prestar el servicio, las unidades se caen a pedazos y ha disminuido su número.
Unidades yonkeadas, con motores que se calientan y tapas abiertas para enfriarlas, puertas que no cierran y pantallas que no funcionan, son algunos de los problemas que se presentan.
El promedio de pasajeros que mueve este sistema de transporte Autobús de Tránsito Rápido (BRT por sus siglas en inglés), es de 85 mil personas, pero la demanda es mayor a 100 mil.
A la empresa que tenía la concesión se le fue retirada casi tres años después, en octubre del 2016, ya que registraba pérdidas mensuales por más de dos millones de pesos. En enero del 2014 arrancó operaciones con 80 unidades y para ese año (2016) tenía en circulación sólo la mitad.
El gobierno ha destinado más de 89 millones de pesos para el mantenimiento de las unidades, la operación del servicio y el déficit mensual que registra. La Ecovía tiene una tarifa que se incrementa mensualmente en cinco centavos y a partir de febrero de 2019 la aumentó a 14.05 pesos durante los 20 años de la concesión, misma que aún no ha sido regresada a la empresa Servicios de Transporte Tecno Ecológicos. El precio de este servicio de transportación se ubica actualmente entre los más caros del país, por encima del Metrobús de la Ciudad de México, que tiene un costo de seis pesos; el Macrobús de Guadalajara, de siete pesos; y el de Puebla, de nueve pesos. Aunque desde el inicio el estado aseguró que este transporte sería autosustentable, hasta ahora no ha ocurrido.
Por su parte, Metrorrey —que tiene como nuevo director, desde el pasado mes de enero, a Manuel Benjamín González, exdirector operativo de Ecovía—, se mantiene también colapsado ante el déficit que presenta.
Los principales problemas que ha enfrentado el Metro son: falta de vagones, de guardias y de seguridad.
En julio del 2017, el entonces director del organismo, Jorge Arrambide, manifestaba la falta de guardias y recursos para mejorar la seguridad en el Metro, argumentando que “no existe un trato justo por parte de la Federación, creo que los diputados nos pueden ayudar a conseguir más recursos y enfrentar el déficit de 250 millones de pesos con los que opera Metrorrey”, manifestó.
En enero de ese año se registraba un déficit del 40% pese a la eliminación de los domingos gratis en 2016, con los cuales esperaba recuperar 50 millones de pesos al año, que utilizarían para el mantenimiento de las líneas 1 y 2.
Así, mientras se acumulan años de retraso en la construcción de la Línea 3, se encuentran en proceso de compra en Alemania 24 vagones usados, con un costo de 38.4 millones de dólares.
Al respecto, Manuel Vital, secretario de Desarrollo Sustentable, en agosto pasado dijo que (comprar vagones usados) sería un ahorro considerable, teniendo en cuenta que si los trenes se compraran nuevos, el costo total sería de hasta 158.4 millones de dólares.
Dichas unidades tendrán dos años de garantía y se considera una vida útil de hasta 20 años, aumentando la eficiencia de las líneas 1 y 2.
Esos mismos vagones se utilizarían en la Línea 3, mientras llegan los vagones para esta nueva línea, aseguró el ex director de Metrorrey, Lorenzo Aguilar Camelo, en noviembre de 2018.
La línea 3, que inicialmente costaría 3 mil 700 millones de pesos, terminará costando unos 10 mil millones y, retraso tras retraso, estaría lista hasta 2020, padeciendo la falta de recursos del organismo.