FIBROMIALGIA Y DOLOR
Imagina que te pescas los dedos de la mano con la puerta del carro, y así, con ese dolor intenso, debes llevar a cabo tus actividades diarias. Actividades que, al desempeñarlas, debes hacerlas con buen estado de ánimo.
Ahora imagina que ese dolor intenso que sientes por haberte pescado los dedos en un portazo lo vives en todo tu cuerpo, no sólo en la mano. Por lo que, mientras los demás comen, ríen, van al cine, caminan, se divierten, pasean, estudian, trabajan, compran, descansan y viven, tú sigues sintiendo un terrible dolor incapacitante en todo tu cuerpo.
Supón que ese dolor te acompañará siempre, a cada momento y en cada instante. Que sentirás dolor cuando te bañes, veas televisión, trabajes, estés con tus amigos, vayas de fiesta. Siempre, todo el día, toda la noche, todos los días de tu existencia.
El problema de la gente que padece dolor es que, salvo que ponga cara de tortura, los demás la verán como si no tuviera nada. Por eso muchos no les creen y piensan que se están haciendo la víctima, que exageran, que usan eso de excusa para no hacer tal o cual cosa o, para llamar la atención.
El dolor es un indicador del sistema nervioso que nos informa que algo pudiera estar mal en nuestro cuerpo. Hay distintos tipos de dolor, como el agudo y el crónico, que puede durar meses o incluso años. El dolor puede tener como origen una lesión o una infección, pero en realidad no hay una causa clara. No pone en peligro la vida del paciente, pero sus tratamientos son caros, necesita de muchos cuidados para su control y altera totalmente su existencia y su economía.
La Organización Mundial de la Salud, desde el año 2008, clasifica al dolor crónico como una enfermedad en sí misma y como tal, debe tratarse. No es solamente un síntoma de alguna otra patología.
Existe otra enfermedad todavía más terrible que el dolor crónico y se llama fibromialgia, que es como morir lenta y dolorosamente, en vida. Forma parte de las enfermedades reumatológicas y destaca por una hipersensibilidad al dolor en múltiples áreas, afectando una parte mucho más amplia del cuerpo.
En la fibromialgia el dolor continuo se experimenta en la zona cervical, en la parte superior de los hombros y la espalda, la región lumbar, los glúteos, el área compuesta por brazos y manos y, la zona que comprende muslos rodillas y tobillos. Duelen fuertemente los músculos, los tendones, los ligamentos, los tejidos blandos, entre otros espacios del cuerpo.
El sistema nervioso interpreta estas señales dolorosas aún en situaciones que no lo son. En casos extremos, los pacientes sufren dolor con el simple roce de su piel contra un objeto; puede gestarse una hipersensibilidad hacia los cambios bruscos de temperatura, también al exceso de calor, de frío, de humedad, de ruido, de luces, de estímulos, de estrés, lo que intensifican aún más los dolores en los pacientes.
En la fibromialgia, además de este dolor que se esparce por todos los rincones del cuerpo, se experimenta también insomnio, fatiga crónica, aburrimiento, alteraciones en el estado de ánimo y del carácter, problemas con la memoria. Existen alteraciones neuroendócrinas y dificultad para retener información sobre más de una tarea y también para encontrar las palabras en una conversación, afectando la memoria semántica.
El cerebro de quienes padecen esta enfermedad es distinto al resto y entre otros males, no libera suficiente dopamina para provocar sensaciones de alivio. Fibromialgia es una neuropatía de fibras finas esto es, además de todo lo anterior, daña entre otros, a los nervios más pequeños de la piel y de los ojos.
En resumen, la fibromialgia es “un intento fallido para adaptarse a un medio hostil” (Dr. Manuel Martínez) y aunque no mata, tampoco tiene cura, por lo que resulta un infierno vivir con esta enfermedad.
El tratamiento debe ser holístico, basado en la ciencia y dirigido a restablecer los sistemas de respuesta al estrés. Por tanto, es importante que el paciente identifique cuáles son los disparadores de sus niveles de estrés para evitarlos, aún cuando estos se encuentren en el ambiente laboral, familiar o social.
“Fibromialgia es como morir lenta y dolorosamente, en vida”