DESPROTEGIDOS
La semana pasada un par de delincuentes le dio una paliza brutal, con la cacha de una pistola y a puñetazos, a una chica responsable de un negocio de fiestas infantiles de la colonia Unidad Modelo en Monterrey.
En el video de las cámaras de seguridad se ve cómo uno de los delincuentes golpea sin piedad y con una fuerza extraordinaria a la joven que se defiende del asalto. Ella, en el suelo, trató de protegerse pescándose de la pierna del asaltante y con alguna silla que caía a su alrededor, mientras éste la jalaba del pelo y la golpeaba en la nuca, el rostro, en los brazos.
Los robos, agresiones, asaltos, secuestros, delitos del crimen organizado y no organizado están disparándose terriblemente en los últimos meses. Sí, siempre ha habido un problema de seguridad, pero nunca como ahora, en el que sabemos de dos o tres casos cada día, por cada colonia de la ciudad, en cada ciudad del país.
Y cómo no, si todos saben que de 100 personas que cometen un delito solamente dos son presentadas ante la autoridad y reciben algún castigo. Para abonar más al terreno, el actual presidente López Obrador dijo que habría que hacer borrón y cuenta nueva, que el pueblo es bueno y sabio, y que, primero estaba la justicia personal que la ley.
La mayoría de los comentarios expresados por los internautas versaron acerca de que la empleada no debió resistirse al asalto, que se jugó la vida, que lo que hizo fue una torpeza y que tuvo suerte de no recibir un balazo.
Es natural que en nuestra jerarquía de valores lo primero sea salvaguardar la vida. Pero quizá, porque así lo hemos hecho desde que se incrementaron los delitos hace dos o tres décadas, es que los delincuentes han adquirido confianza y seguridad en que nada les pasará y que la gente tenderá a ceder ante sus atracos. Sin embargo, a partir del año 2015 se incrementaron las respuestas de defensa por parte de los ciudadanos, que han sido denominadas por la sociedad como producto de justicieros anónimos.
De hecho, también la semana pasada en la Ciudad de México, en uno de los tantos asaltos que hubo a camiones urbanos, dos asaltantes se subieron para quitarle a los pasajeros sus pertenencias. Sin embargo, tuvieron la mala fortuna de que entre los celulares que robaron, había uno con geolocalizador y el dueño no quiso quedarse con los brazos cruzados, así es que a través de éste, logró encontrar el paradero de los delincuentes y les disparó por la espalda matándolos a ambos.
Los miembros de la sociedad han aplaudido las acciones de estos llamados justicieros y algunos hasta los consideran héroes vengadores. No obstante, existe la incertidumbre de si realmente lo son, o si algunos pudieran ser también delincuentes que pretenden evitar que grupos ajenos a ellos tomen control de aquella que consideran su zona personal para delinquir.
A pesar de lo anterior, se ha establecido en las redes sociales bajo el eslogan de “pacto ciudadano por un país sin rateros” un acuerdo para evitar que las personas que presencien algún acto de estos vengadores sean encontradas.
“Si hacen justicia frente a mí, no vi nada, no escuché nada, no sé de qué me hablan”. Los justicieros anónimos están en una línea muy delgada entre la defensa personal, realizada con la propia mano y la ilegalidad.
Lo cierto es que el gobierno no está cumpliendo con su obligación de mantener la seguridad en la vida propia, del día con día, de cada uno de los ciudadanos de este país. Quieren defenderse diciendo que es una percepción ciudadana, como si esta percepción no correspondiera con la realidad. Y eso que los ciudadanos sólo se enteran por lo que leen y escuchan en las noticias oficiales de los distintos medios de comunicación, pero esto no representa ni el 20% de lo que acontece a diario en cuanto a violencia, asaltos, robo, crimen y otros delitos que padecemos quienes lo único que deseamos es cumplir con nuestras responsabilidades, disfrutar de nuestras familias y transitar sin miedo por las calles.
“El gobierno no está cumpliendo con su obligación de mantener la seguridad en la vida propia”