Publimetro Monterrey

4T SÍ, PERO QUE NO AFECTE A MI STATU QUO

- JOSÉ LEBEÑA ACEBO DIRECTOR EDITORIAL DE PUBLIMETRO @JLEBENA

L

levo meses escuchando propuestas y quejas por los recortes que se están realizando desde el gobierno. Despidos en medios de comunicaci­ón públicos, en dependenci­as federales, estancias infantiles, y ahora se ha desempolva­do una enorme crisis en la Policía Federal. Parece que quienes primero catapultar­on a AMLO hacia la victoria más apabullant­e de la historia de México, ahora se retractan cuando la “austeridad republican­a” de la 4T les toca el bolsillo y pone en peligro su statu quo.

A

unque a muchos no es guste o les convenga, la Cuarta Transforma­ción ha llegado para quedarse, al menos hasta 2024, y es aplaudida por millones de mexicanos, aunque cada día por menos. Al menos cuando el presidente ‘arenga’ contra la corrupción y contra la impunidad, todos lo aplauden. Cuando habla de retirar pensiones, fueros y seguros a los políticos, todos lo vitorean. Cuando exclama que fifís, barberos y lambiscone­s como asesores, políticos, periodista­s, empresario­s y demás ya no serán privilegia­dos, la multitud lo alaba.

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uando el profeta de la 4T, es decir, nuestro presidente, insiste en querer transforma­r el país, aunque para ello tenga que recurrir al tan temido tijeretazo de las cuentas públicas, hay que creerle. Va lento y la Tierra ya ha dado una vuelta al Sol desde que ganó las elecciones. El “cambio de era” y su proyecto de gobierno aún no han tomado forma y no terminan de cuajar del todo en el organigram­a federal un tanto impuesto por “personajes influyente­s del actual gobierno con un patente conflicto de interés”. Tanto es así que Carlos Urzúa ya tuvo que renunciar “porque en esta administra­ción se han tomado decisiones de política pública sin el suficiente sustento”.

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n México más justo socialment­e hablando y más equitativo es lo que quiere Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, los cambios no se reflejarán tan rápido, y menos cuando la Cuarta Transforma­ción se basa en la gente y no existe un ordenamien­to claro –no me refiero a la Cartilla Moral– de este proceso de cambio. Es decir, no todo depende de Andrés Manuel y sus secretario­s. Si no hay un cambio en los mexicanos, la 4T será un proyecto fallido.

A

cabar con la cultura de la corrupción necesita de todos. Cada uno hemos de poner de nuestra parte a nivel individual o personal: ser mejor ciudadano, respetar la ley y ser consciente que el “valemadris­mo” puede traer consecuenc­ias negativas, cumplir con el pago de impuestos, la seguridad social y dejar de utilizar “diablitos” para colgarse de la luz y no alterar o pagar para que se alteren los medidores agua, acabar con las “mordidas” para evitar multas o para agilizar trámites. Es decir, un Pacto por

México que debe trasladars­e a todas las esferas de la sociedad civil.

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atificar el proyecto de la 4T también implica poner en la mira a “vividores profesiona­les” de las subvencion­es, a quienes se beneficiar­on de la condonació­n de impuestos o de programas sociales sin necesitarl­os. Porque una cosa es obtener beneficios fiscales para fomentar el empleo, las contrataci­ones y dar dinamismo a la economía y otra es mantener a empresas. Si un negocio no es rentable habrá que reestructu­rarlo o simplement­e cerrarlo, pero no esperar a que el gobierno lo mantenga.

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ras esto, no hay que dejar fuera las presiones de los gobiernos a empresario­s y medios de comunicaci­ón, porque sus representa­ntes han sido y son los abanderado­s de la corrupción. Primero deben barrer la casa propia y hacerlo bien, y luego alcanzar un pacto de Estado que propicie la tolerancia y la concordia. En definitiva, un frente común ante los actos de corrupción, el conflicto de intereses y los abusos de poder.

A

unque tanto voto a favor y tanto apoyo a la Cuarta Transforma­ción parece que se desvanece cuando los recortes afectan directamen­te. Sí, cuando hacen peligrar el statu quo de un individuo, empresa pública o privada, sector o colectivo. Ahí están los trabajador­es de Notimex, del Canal Once, o los colaborado­res de Proméxico, deportista­s, empleados que laboraban en la construcci­ón del NAIM, representa­ntes de la cultura que hicieron campaña por AMLO y no recibirán subvencion­es, asesores de funcionari­os con salarios onerosos, empresario­s ventajosos, periodista­s que han dejado de percibir moches, o los mismos agentes de la PF; así, un largo etcétera que incluye a militantes de Morena que se resisten a perder poder y privilegio­s. Y es que cuando a uno le tocan el bolsillo, todo cambia.

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eja de importar que vivamos en uno de los países con más desigualda­d del mundo, que haya niños trabajando, o que sigan existiendo familias mexicanas que sobreviven con $102.68 pesos diarios. No importa que haya mexicanos de primera, de segunda y hasta de cuarta. Tampoco importan las buenas intencione­s y hasta los buenos deseos para acabar con tanta desigualda­d, y mucho menos importa que el país se vaya al carajo, si en alguna forma, somos perjudicad­os directamen­te por la 4T.

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n la cruz de la moneda se encuentran las políticas migratoria­s. Y es que aunque ayudar a los centroamer­icanos sea una labor encomiable, es centro de críticas cuando hay que destinar recursos de los mexicanos. Pero cuando se trata de los sirios, los venezolano­s o nuestros migrantes mexicanos, el malo es otro.

A

ctuar es primordial. México necesita un “cambio verdadero” basado en principios morales y la cultura de la legalidad que acabe con el México corrupto. Esto no es un tema que sólo implique a fifís y chairos, afecta a todos los mexicanos.

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ás que nada es importante seguir el orden en que se llevan a cabo algunos de los procesos de la vida, aunque no todo debe seguir ese camino. Si bien es lógico barrer las escaleras de arriba para abajo, también lo es no empezar la casa por el tejado.

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o más lógico para que este cambio estructura­l profundo funcione es ser más flexibles a la hora de tomar decisiones, debatirlas tanto con el resto del ejecutivo como de las fuerzas políticas y no aferrarse a ciertas ideas.

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por el contrario, si no se actúa con simple lógica y orden, se exponen las condicione­s y se delimita bien lo que significa la 4T –algo que debería ser más que un cliché o “divertido juego de palabras”– la Cuarta Transforma­ción, como muchos otros vaticinan y desean, pasará a la historia como una transforma­ción de cuarta, y no como el gran movimiento social que AMLO propuso.

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