INDIRA KEMPIS
SENADORA DE LA REPÚBLICA POR MOVIMIENTO CIUDADANO
La recesión, de acuerdo con los economistas, es una disminución de la actividad económica que se mide a través del Producto Interno Bruto. Algunos ya han declarado tajantemente que ésta es una realidad que ha alcanzado a México, una vez que la baja de empleos, la caída de la producción industrial, entre otros indicadores, dan como resultado esta proyección al futuro. Presentando un reto enorme y desafío a la presente administración.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha minimizado estos análisis. Incluso los rechaza. Sin embargo, la renuncia de Carlos Urzúa –ex secretario de Hacienda–, pero sobre todo sus motivos son la peor señal que pudo pasar frente a las que podrían ser exageradas interpretaciones económicas, pero que al parecer no lo son tanto.
A nadie le conviene que esto siga dando síntomas de una economía débil. Por eso mismo, se necesita “no mentir” como el mismo presidente insiste una y otra vez. Si hay algo que deba cambiar, se está a tiempo de no hacer de esto un tema “personal” o de acusaciones sin sentido, sino de alto interés público para que las decisiones del gobierno federal sean asertivas.
En temas económicos sí cuentan los números. No basta con buenas intenciones, acciones contra la corrupción o apoyos institucionales a los más pobres, ni la austeridad. Se necesitan estrategias determinantes para no ir a donde nadie necesita estar: en una recesión.
Eso el equipo del presidente debería tenerlo claro. Porque él es el político que, por supuesto y como lo ha hecho, va a defender su visión y acciones. Pero, el trabajo de los técnicos será titánico, demostrar que no estamos ciegos ante un panorama cuyos números –que sí cuentan– no alcanzan para tener esperanza.