Publimetro Monterrey

TROPEZARTE HACE QUE TE TENGAS QUE REPLANTEAR

- LOURDES GARCÍA ANALISTA FINANCIERA @LOUGARCIAG

Bien dice el dicho, nadie escarmient­a en cabeza ajena.

Y lo que pasa es que sí, somos seres racionales, pero sobre todo seres emocionale­s. Nuestras decisiones están influencia­das la mayoría del tiempo por nuestro estado de ánimo.

Vamos a retomar esta plática que tuve con un amigo, en la cual estaba estresado porque su app de salud financiera le había hecho el análisis de sus gastos y por fin se había dado cuenta que estaba gastando de más en cosas en las que, bueno, simplement­e podría no hacerlo.

Tuvimos una larga plática y esta no era la primera, ya llevábamos algunas sesiones parecidas en semanas anteriores.

En resumen, al finalizar la plática él estaba convencido que recortaría sus gastos hormiga e innecesari­os y que pondría manos a la obra para comenzar a cubrir sus deudas con las tarjetas y ahorrar más.

Los dos salimos felices y contentos de haberla tenido y él, tranquilo de tener un nuevo plan de acción.

Al día siguiente, ordenó comida por una app, salió de compras en su página favorita de Internet e hizo planes para todo el fin de semana. En un abrir y cerrar de ojos, todas sus metas y planes de mejora se habían esfumado. ¿Qué pasó?

Existen varios detonadore­s emocionale­s que nos incitan a comprar. La publicidad es un detonador del deseo y estamos expuestos día y noche.

Cada vez con mayor frecuencia. Ahora no sólo basta con espectacul­ares en las calles por las que transitamo­s, en el transporte, en revistas… también en nuestros dispositiv­os móviles.

Nos persiguen todo el día bombardeán­donos con ofertas y productos en redes sociales y páginas donde consumimos contenido y recibimos notificaci­ones de aplicacion­es.

No importa si pasamos el rato en el celular para diversión o para consumir informació­n. Ahí están.

El mundo digital ha transforma­do el ejercicio de la mercadotec­nia, convirtién­dola en nuestra mejor y peor aliada.

En el mundo convencion­al, el escaparate es lo que separa el deseo del objeto. Llevemos el deseo a su definición tal cual: anhelar, sentir apetencia o aspirar a algo.

El deseo dispara en nuestro cerebro un impulso que nos lleva a tomar acción. La mayoría de las veces, el deseo es más fuerte que nuestro lado racional, llevándono­s a actuar sin pensar.

Sin embargo, si ya detectaste que estás gastando más de lo que te gustaría, te recomiendo que empieces por identifica­r en qué momentos te dejas llevar más por la inspiració­n del momento que por necesidad o beneficio.

Así podrás generar una alerta cuando te encuentres en un momento de decisión de compra, evitarás romper con tus planes y mantenerte en el camino correcto para una cartera feliz.

Los dejo con esta frase para reflexiona­r:

Alguien se sienta hoy en la sombra de un árbol que plantó hace mucho tiempo. Warren Buffet.

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