Publimetro Monterrey

¡TENGO FE!

- EN LA ESQUINCA DE DOS CALLES TOÑO ESQUINCA WWW.ANTONIOESQ­UINCA.COM ESTA COLUMNA EXPRESA SÓLO EL PUNTO DE VISTA DE SU AUTOR

La inquebrant­able Ley de la Vibración describe cómo es que opera el poder de las palabras que, lo sepa usted o no, se convierten en DECRETOS. Mucho hemos oído acerca de que para superar las adversidad­es tenemos que ser personas positivas, pensando, actuando y sintiendo positivo, pero realmente le ponemos poca atención y, sobre todo, cuidado a lo que emerge de nuestra boca. Cada palabra pronunciad­a proviene del corazón, como lo afirmó el Maestro de Maestros, así que si usted afirma cosas negativas es porque tiene que revisar qué tan contaminad­o está su interior. En realidad lo negativo proviene de un profundo miedo, así que la próxima vez que se cache diciendo cosas como: va a salir mal, es demasiado bueno para ser verdad; o: mi enfermedad, mis males, mis achaques, mi karma, mi mal cuerpo, mi mala suerte, etcétera, aprenda a afirmar para el bien y para su bien. Lo crea o no, muchas de las cosas que llamamos problemas son esos decretos inconscien­tes que elaboramos y lanzamos como dardos todos los días y que regresan en tamaño avalancha de nieve. En el lugar del miedo, ponga la Fe. Así de sencillo. Aunque al principio no se lo crea, le suene vacío y no le resuene, prefiera mil veces decretar: ¡Tengo FE!, a soltar esa arma letal con el poder de sus palabras. Y así puede aplicarlo a todo lo que venga como ráfaga oscura: conjúrelo a desaparece­r, afirmando: ¡Tengo FE! Si se trata de hablar mal de otras personas, antes de decretar en su contra piénselo dos veces, porque el principio de la vida es la UNIDAD, así que tanto el cerebro como el campo unificado de la inteligenc­ia suprema NO CONOCEN la diferencia entre usted y el otro, entre yo y ellos, así que, si usted les maldice con las palabras, automática­mente se maldice usted. Además, tal como se graba el sonido en los discos, SE GRABA en su campo electromag­nético –más conocido como aura– y entonces, por la ley de atracción, será usted como un recipiente de puertas abiertas para todo lo que se parezca a sus decretos, para bien o para mal. Lo igual atrae a lo igual, por eso es convenient­e que hable del bien, decrete en bien, exalte el bien, inhale el bien y exhale el bien. Observe y experiment­e la enorme diferencia entre decir una basura verbal, a decretar, afirmar y declarar: ¡Tengo FE!

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