Energías renovables, reto contra el cambio climático
Cambiar nuestra matriz energética, ese es uno de los grandes retos que enfrenta el planeta para evitar que la temperatura promedio global se eleve más de 2 °C y, en lo posible, no más de 1.5 °C, respecto de la era preindustrial
Es cierto. Los combustibles fósiles permitieron que nuestras sociedades se desarrollaran a una velocidad sin precedentes. En menos de un siglo, el mundo experimentó las mayores transformaciones económicas, sociales y tecnológicas desde el Neolítico, cuando el ser humano comenzó a usar herramientas de piedra más sofisticadas y se desarrolló la agricultura. Transformaciones que, entre 1750 y 1840, significaron el paso de una economía rural a una industrial y mecanizada, impulsadas primero por la máquina a vapor y la gran disponibilidad de carbón, y luego por los motores de combustión interna y la electricidad.
Pero la producción en serie, el desarrollo de las comunicaciones y el crecimiento de la población demandó cada vez más y más energía. Y eso tuvo un costo que, un siglo y medio después, tiene a las 197 naciones miembros de la Convención Marco de la ONU para el Cambio Climático intentando llegar a acuerdos para frenar el calentamiento global. Porque el uso intensivo de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) ha alterado el equilibrio climático de nuestro planeta también a una velocidad sin precedentes.
El desafío ahora es obtener del Sol o del viento la energía necesaria para mover al planeta. Más energías limpias significa menos uso de combustibles fósiles, principal responsable del aumento de gases de efecto invernadero. En 2017, por ejemplo, la generación mundial de energía para electricidad, transporte y procesos industriales liberó 33 mil millones de toneladas de CO2 a la atmósfera, más del 95% del total de emisiones. Por lo mismo, parte de los compromisos asumidos por los Estados en el Acuerdo de París, que entra en vigor el próximo año, es aumentar la participación de las energías renovables en su matriz energética, para alcanzar la carbono-neutralidad en 2050.
En 2015, cuando se firmó el Acuerdo de París, la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA, por sus siglas en inglés) estimó que se necesitaría una inversión anual de 500 mil millones de dólares a partir de 2020 en este sector para lograr los compromisos de reducción de emisiones. Aún estamos distantes de esa cifra. En 2018, la inversión mundial fue de casi 273 mil millones y, por primera vez, con las economías en vías de desarrollo invirtiendo más (147 mil mmd) que las naciones desarrolladas (126 mil mmd). Sólo Latinoamérica, que en conjunto emite mil 860 millones de toneladas de CO2 provenientes de la quema de combustibles fósiles para la generación de energía (cifra 2017), invirtió 12 mil millones, el 8% de la inversión de los países en desarrollo.
El liderazgo del sol
El impulso más fuerte durante esta década lo recibió la energía solar, que atrajo la mayor inversión entre 2010 y la primera mitad de 2019 (1.3 billones) y sumó 638 GW de capacidad instalada. Un salto enorme, considerando que esta cifra era de sólo 25 GW a finales de 2009. ¿Por qué? Bastaría decir que, en apenas una hora, el Sol transmite a la superficie terrestre más energía de la que el planeta utiliza en un año.