Los peligros del Home Office
Apetecía trabajar desde casa junto a los seres queridos, era un asunto casi aspiracional, y es que, qué a gusto resulta levantarse a la hora en que el sueño te abandona, deambular por los pasillos en pijama, descalzo o en pantuflas, almorzar a la hora que te dé la gana, dejar las prisas para cuando el día haya avanzado y, programar actividades conforme vayan sucediendo las tareas del día con día.
Parecía un dulce sueño hasta que llegó Covid-19 y, permanecer encerrado en casa se convirtió en una obligación.
Esa imposibilidad de recorrer las calles, de asistir a la rutina diaria en una planta u oficina, de convivir con los compañeros de trabajo, de participar en juntas de negocios, de sentir el estrés en la continua presión por conquistar metas y ofrecer resultados favorables, empieza a hacer mella en el estado de ánimo de los enclaustrados.
El trabajo es un motor que impulsa al ser humano a perfeccionar sus destrezas y habilidades.
Es el lugar ideal para sentirse útil, productivo e importante, al menos ante un grupo laboral que tiene objetivos comunes. Retar el intelecto y las destrezas sociales es lo que propicia un desarrollo personal y profesional.
Pero al tiempo, si no existe disciplina y un férreo autocontrol, si las personas con las que se convive no contribuyen al respeto de una rutina establecida, de los horarios autoimpuestos, trabajar desde el hogar puede ser un elemento que atente contra la salud. Desde la ausencia de luz natural, el escaso movimiento físico que va de la cama al refrigerador, del refrigerador al escritorio y del escritorio al televisor, hasta las medidas relajadas de higiene bucal y personal, nos ponen en riesgo.
El aumento de peso corporal; la deficiencia de vitamina D; el decremento en la motivación al logro; el aislamiento; la soledad y la depresión; han afectado notoriamente a muchos.
Los seres humanos se están encasillando, por un lado, se encuentran aquellos que se aferran a establecer relaciones humanas virtuales, creando lazos fortísimos con personas a las que jamás les han visto el rostro, aquellos con los que se convive por trabajo o diversión y con los que empieza compartiendo desde alguna tarea menor hasta delicados asuntos personales.
En el extremo están los nuevos “hikikomori” mexicanos. Nombre que refiere al aislamiento social agudo. Como lo define Wikipedia, es un término japonés que señala al fenómeno social que se presenta cuando las personas elijen abandonar la convivencia social, buscando grados extremos de confinamiento.
En nuestro caso, el aislamiento es obligado por las circunstancias de la pandemia, sin embargo, parece que algunos han encontrado este estado como un lugar en el que se sienten más cómodos evitando enfrentar sus debilidades de carácter o sus trastornos de personalidad ante un mundo social cada vez más agresivo...