LA SOBERBIA: ¡LA CAUSA DE LA EXPULSIÓN DEL PARAÍSO!
Según santo Tomás proviene del amor exagerado hacia uno mismo y provoca que nos sintamos superiores a todos, incluso a Dios, sin respetar autoridad alguna, cayendo en la altanería, la desobediencia, la presunción, la vanagloria, etcétera.
Fue precisamente por soberbia que el hombre, creyéndose superior a Dios, desobedeció su mandato y fue expulsado del paraíso. Al igual que cuando te expulsan del vientre de tu madre (tu paraíso interno), llevándote de la armonía, abundancia y plenitud, al mundo del sufrimiento, donde tienes que ganarte el pan con el sudor de la frente, tal como se menciona en la Biblia. De la misma forma en que Luzbel, al tomar conciencia de sí, se expulsa a sí mismo de la unidad con Dios y busca formar un nuevo reino contigo, conmigo, con todos como súbditos, al sembrarnos la dualidad y el ego, lleno de soberbia, vanidad, ambición, envidia, resentimiento, ira. Así te aleja de tu unidad con Dios pues te incita con las mismas tentaciones con las que él cayó. Y no se trata de tenerle miedo ni de luchar en su contra, nuestra misión es iluminarlo para retornar junto con él a la unidad con el Padre. Cuando más del uno por ciento de la población mundial lo consiga, la humanidad se iluminará, como se demostró en las investigaciones de Mahariji entre 1988 y 1990, en las que con sólo el uno por ciento de la población meditando bastó para poner paz a las guerras y a la delincuencia. Es fundamental autoliberarte de la esclavitud en la que te mantiene cautivo tu demonio interno, esa voz chinga-quedito, que te chinga tan, tan quedito, ¡que no te das cuenta hasta que ya te chingó! Y para lograrlo hay que autoobservar cada pensamiento y discernir si viene de tu naturaleza divina o de tu sombra, cachándola antes de que te cautive con su tentación y transforme tus defectos en virtudes, pensando y actuando siempre desde tu naturaleza divina para retornar al paraíso interno y conseguir la iluminación. Para lograr un cambio duradero, responde profundamente por escrito: ¿Por qué mi soberbia me impide aprender y me hace tratar de imponer mi punto de vista? ¿Por qué me hace prepotente y me aleja de los demás? ¿Por qué me impide tener empatía y comprender? ¿Por qué me impide trabajar en equipo? ¿Y ser generoso? ¿Y triunfar? ¿Por qué me aleja del amor? ¿Y de Dios? ¡La humildad es el antídoto contra la soberbia! “Dios abate a los soberbios y eleva a los humildes” (Lucas: 14). Ojalá me permitas profundizar contigo en mi seminario sobre cómo crecer, realizar tu potencial y descubrir tu misión de vida. Si Dios conmigo, ¿quién contra mí?