Un actor, mil caras

Aunque Jason Bateman es mejor conocido por sus personajes de comedia, hoy nos muestra otra faceta ante uno de los retos más grandes de su carrera. Produce, dirige y actua en la nueva serie drámatica de Netflix, Ozark.

Platicamos con el actor sobre un proyecto que lo capturó desde el principio. La historia y el guion de Ozark le parecieron tan geniales, que decidió salirse de su zona de confort para convertirse en tres personas a la vez: director, productor ejecutivo y protagonista. Bateman interpreta a Marty Byrde, un padre de familia que se involucra en lavado de dinero para un narcotraficante mexicano y arruina la vida de su esposa (Laura Linney) e hijos. “Como papá, admiro mucho a mi personaje porque en verdad está tratando de salvar la situación. Él sólo quiere que se acabe, salirse de la jugada, quiere ir con la policía, pero como toda historia bien escrita, está atrapado sin salida”, explica Jason. “Creo que hay gente buena en malas situaciones que por un tiempo se pueden justificar, pero eventualmente los alcanzan”. Al hablar del reto de dirigirse a sí mismo mientras actúa dice, entre risas, que esto significa “un actor menos al cual darle instrucciones” y que le gusta poder leerle la mente al director. Para él, hacer comedia y drama requiere de casi lo mismo: “Me atraen personajes que están cerca del punto medio. Creo que lo importante es que se mantengan vulnerables y abiertos a reaccionar igual que lo haría el público ante las situaciones que les pasan”.

“Hacer drama y comedia es muy parecido, sólo hay que mantener humanos a los personajes”