LA SOBERBIA: ¡LA EXPULSIÓN DEL PARAÍSO! SEGUNDA PARTE
No leas este artículo, ¡trabájalo y crece! Es precisamente por soberbia que el hombre creyéndose superior a Dios desobedeció su mandato y fue expulsado del paraíso.
Cuando te expulsan del vientre de tu madre (tu paraíso interno) es algo similar porque te lleva de la armonía, abundancia y plenitud al sufrimiento para ganarte el pan con el sudor de la frente, como dice la Biblia. Según santo Tomás, la soberbia proviene del amor exagerado hacia uno mismo, nos sentimos superiores incluso a Dios, con algunos defectos. -Vanagloria: la presunción de poseer más que todos, impresionarlos y ganar su admiración y respeto. -Lujo extremo: para impactar a los demás y mantener un estatus que va más allá de sus posibilidades. -Altanería: tratando a los demás con prepotencia y desprecio. -Ambición: por fama, abundancia o reconocimiento. -Hipocresía: aparentando virtudes que no posees. -Presunción: dejarte engañar por tu amor propio creyéndote mejor que cualquiera. -Desobediencia: no acatar órdenes en general de nadie. -Terquedad: mantenerte en tu posición rebatiendo sin escuchar. -Inferir: creyendo falsamente que el otro actúa como yo pienso. Mi ejemplo: Después de un año viajando, entré a la universidad considerándome superior a mis compañeros hasta que me di cuenta de que no era más que un pobre diablo, ignorante y prepotente, con complejo de superioridad. Entre más aprendía, más me avergonzaba de mi bajo nivel cultural y de mis grandes defectos. Y ahora te suplico que para lograr una transformación profunda recuerdes algún ejemplo vivamente (con ojos cerrados) en que hayas estado segado por tu soberbia. Autoobsérvate y luego escribe lo aprendido. Después responde con amplitud y por escrito a las preguntas: ¿Por qué mi soberbia me hace vanagloriarme luciéndome ante los demás?¿por qué me angustia al buscar vivir con lujos innecesarios? ¿La soberbia me torna altanero e insoportable? ¿Me produce ambición sin límites? ¿Me hace actuar hipócritamente, aparentando lo que no soy? ¿Por qué me hace creerme superior a los demás? ¿Y me impide acatar órdenes?¿y me lleva a no escuchar y mantenerme a la defensiva? ¿Limita mi empatía haciéndome inferir? La humildad es el antídoto contra la soberbia. “Dios abate a los soberbios y eleva a los humildes” (Lucas: 14). Ojalá me permitas profundizar contigo, en mi seminario, cómo puedes crecer en virtudes, realizar al máximo tu potencial y descubrir tu misión de vida. Si Dios conmigo, ¿quién contra mí?