GERMÁN VALDÉS III
ACTOR, 28 AÑOS
¿Cuándo supiste quién era tu abuelo?
En la pubertad, cuando empecé a investigarlo y a ver sus películas, a ver el monstruo que era, porque de chiquito me daba risa. Cuando crecí, entendí la sangre que tengo y la responsabilidad que eso conlleva.
La mejor anécdota de tu abuelo es...
Sé que le encantaba ir a Acapulco, donde tenía un yate. Una vez hizo una fiesta ahí, alguien se quedó dormido con un cigarro prendido y se quemó la embarcación. Después se compró otro, que se lo llevó un huracán y quedó encima de un restaurante y luego construyó uno más en el garage de su casa. Justo cuando estaba a punto de inaugurarlo, ya con champaña en mano, se empezó a hundir enfrente de sus invitados.
¿Qué significa el sombrero que traes?
Es muy característico de él. Hay dos sombreros: el de la pluma, que lo usaba cuando era pachuco, y éste, que es el de su “modo de descanso”, de cuando estaba en Acapulco.
¿Es difícil salir de la sombra del apellido?
Jamás me la quitaré, si googleas mi nombre, ahí está. Además, todavía hay muchos familiares míos que se dedican a esto y es como si cargaras una mochilota. No me pesa porque actúo desde los ocho años, pero mi familia tiene un nombre muy grande. Tal vez no llegaré a ser tan chingón como ellos, pero al menos trataré de que el público esté orgulloso de que continúo con el linaje.
¿Ya lo tienes todo resuelto?
¡No! De hecho, hay una palabra, descendencia. Y no me gusta descender; lo que necesitamos es ascender, mejorar las generaciones pasadas. Creo que ese es el trabajo.