Una llamada a ser feliz
En El Taller, Vanessa Coppel comparte su experiencia a través de clases que nos pueden apoyar para mejorar nuestra vida cotidiana. Ella nos cuenta cómo llegó a ello.
Vanessa Coppel sentía que no estaba siendo una buena mamá y decidió actuar. Fue así que tomó las herramientas que la carrera de Relaciones Internacionales le dio en el área de humanidades, sus estudios y trabajo como terapeuta de adicciones en Oceánica y, claro, su propia vida para ser una mejor madre.
“Soy inquisitiva, curiosa, nunca estoy satisfecha con una respuesta”. Y buscando el porqué su hija mayor tenía dermatitis atópica se dio cuenta de que era porque había un adulto irresponsable cerca de la pequeña, y era ella.
A TRABAJAR
“En Oceánica supe que no quería dedicarme a adultos que podrían ayudarse solos si así lo decidían, sino ayudarlos a no deformar infancias para que sus hijos no acabaran en clínicas así”, explica. Vanessa sostiene que con una infancia de amor, aceptación, respeto y reconocimiento se puede lograr vivir feliz.
Entonces, escribió sus reflexiones para explicar a sus hijos la transformación que ella vivía. Así nació El Taller, un lugar donde imparte los conocimientos que obtuvo en este proceso. “Vi que podía ayudar a las mamás que estaban a mi alrededor”, dice.
“Hay mil caminos para ser feliz, hay que tomar el que te haga decir ‘¡qué emoción que amanecí!’, sea yoga, convivir con gente grata, lo que elijas”, afirma. “En El Taller uno entra queriendo a pocos y al salir te caen bien todos, ya no los juzgas porque tú ya cambiaste”.
“No está pasando nada” (Se refiere a vivir el presente y no preocuparse por el futuro inmediato). “Es lo que es, es lo que hay” (No debes agobiarte por lo que no se puede cambiar sino trabajar con ello). “Si no puedo confiar en mí, no seré útil para nadie” (Se refiere a que para ayudar al otro debemos estar bien nosotros mismos).