Del copón a la pasarela: un brinco al corazón
Autor de Mextilo, Memoria de la Moda Mexicana, el académico Gustavo Prado explora la moda y la religión sobre la nueva exposición Heavenly Bodies: Fashion and the Catholic Imagination en el MET.
La inspiración mística genera innovación, extravagancia, y maestría en las confecciones. Por ejemplo, las colecciones como las que hizo Coco Chanel en los años 60 basándose en lo Bizantino o la premonición de los estampados y pedrería de Dolce & Gabanna en 2013, mientras que Jeanne Lanvin en los años 30 tomó la dalmática
–la túnica que ahora sólo usan los sacerdotes– y la mezcló con la obra de Fra Angélico para hacer los uniformes azules de una armada celestial.
El maestro de la silueta religiosa, Balenciaga, creaba en torno a dos conceptos: la identidad española y el imaginario de la doctrina. Evitando lo obvio, al comparar con atención las casullas, la iconografía de la realeza española y los mantos virginales con sus prendas, surgen los paralelos. Construcción, materiales y marca se conciben en prendas inteligentes que no gritan folclor sino: ¡diseño!
La ropa de inspiración monástica, la alegoría de santos y virtudes, el casto blanco, el unicornio,
los símbolos del Jardín de las Delicias, el cáliz, las espinas, los rostros en reliquias y el lienzo de Turín son los temas distribuidos en 25 salas en el MET. Veremos este año además los vestigios del Vaticano que abarcan 15 papados y 500 años de historia más las piezas de hoy que incluyen un cielo de diseñadores que han usado la materia.
En la exposición Heavenly Bodies: Fashion and the Catholic Imagination, la moda encierra temas sustanciales de significado cultural, recalca Andrew Bolton, el curador. Al mismo tiempo, tiene un pie en el comercio y en las celebrities asistentes a la famosa Gala, ellas vestirán y serán juzgadas por llevar la versión viva y móvil (o no) de lo que se verá estático en las salas.
Desde Gianni Versace a las prendas icónicas de Moschino, Thierry Mugler, Christian Lacroix, Jean Paul Gaultier, Elsa Schiaparelli y Emilio Capucci; hasta la capa matrimonial elaborada por un místico Cristóbal Balenciaga en 1967 y el último paso de Alexander Mcqueen con sus túnicas medievales en el 2010, serán el broche de oro de la exhibición más ambiciosa del recinto hasta la fecha.
Estas apariciones serán atestiguadas en Nueva York del 10 de mayo hasta el 8 de octubre en una muestra que llama a pensar en la moda que trasciende a través de la creación y la creencia de un plano más allá de lo terrenal.
“Una moda que trasciende a través de la creación y la creencia de un plano más allá de lo terrenal” —Gustavo Prado