EL REINO DE LA MUSA
Pita Amor, una de las escritoras más importantes de México, hizo de la aristocrática colonia Juárez el centro de su vida. En el centenario de su nacimiento, conoce los sitios que la marcaron de la mano de Michael Schuessler, escritor y amigo de ella.
1 SIEMPRE EN SU MENTE
“Pita escribió su primera y única novela inspirada en los cuartos, halls, salas, sótano y jardines de la mansión de sus padres (en Abraham González 66). La demolieron hace años pero vivía en su mente. Me llevó ahí un par de veces, siempre de noche, y frente a esa que había sido su casa de la infancia, la recreaba a través de palabras e imágenes”.
ARTE EN EL MESÓN 4 DEL PERRO ANDALUZ
“Ahí llegaba Pita para beber medias de seda y también para vender –de mesa en mesa– sus libros de poesía. Se acercaba y preguntaba con una voz dulce de niña: ‘¿Le gusta la poesía?’ Si la respuesta era positiva, ella decía unos versos y dedicaba el libro. Si era negativa espetaba: ‘claro, a los hijos de gata no les gusta la poesía’, y continuaba en la mesa de al lado”.
2 EL SANBORNCITOS
”Así llamaba ella al Sanborns de Niza y Hamburgo, a donde iba para comprarse un anillo, una pulsera o chocolates. Íbamos a comer ahí hasta que un día el gerente se cansó de sus insultos y por haber tirado lo que había en la mesa al piso con el golpe de su bastón, cuando la mesera no se presentó al minuto de habernos sentado. ‘¡Serviiiiicio.... serviiiiicio!’, gritaba a voz en cuello y los comensales nos veían a veces con comprensión, a veces no”.
CUANDO MICHAEL 5 LA CONOCIÓ
“Fui a buscarla al Hotel Suites Mi Casa y el gerente estaba molesto porque había dejado la llave del agua abierta y se había inundado el cuarto de abajo. Además, no pagaba la cuenta y la habían corrido unos días antes de que yo llegara en 1990”.
EN EL LUGAR DE 3 LOS INTELECTUALES
“Íbamos al Salón de Té Auseba (frecuentado por artistas e intelectuales en los años 60 y 70) porque le gustaban sus panecillos dulces. Se peleó con una mesera un buen día cuando ésta le negó el servicio, entonces Pita exigió ‘una criada con las manos menos prietas’. Por supuesto que me quería morir en ese instante”.
SU ÚLTIMA CASA, 6 EL EDIFICIO VIZCAYA
“Aquí vivió primero en un departamento ‘de buhardilla’ bastante mono, aunque para llegar había que subir cuatro pisos. Ella decía que vivía en el techo, con las palomas venecianas, las estrellas y los planetas. Cuando ya no podía subir por cuestiones de salud, se instaló en un minidepartamento en la planta baja. Ahí pasó sus últimos años y recibía a sus parientes y admiradores”.