Bailando por México
hoy es el máximo exponente de la danza mundial. Recién convertido en el primer mexicano en recibir el Benois de la Danse, siente más responsabilidad que nunca de conectar a México con el arte.
Platicamos con el mexicano del momento, el bailarín Isaac Hernández.
Hace tres años estaba en el tráfico en Periférico, había un accidente y parecía que nunca iba a llegar al Auditorio Nacional. Mi cita era con Isaac Hernández y un grupo de bailarines internacionales. Era la edición anual de su gala Despertares. Cuando por fin llegué, sin aliento, no me dejaron entrar. La tragedia era enorme. Recordé, en ese momento, la primera vez que vi bailar a Isaac Hernández. Era 2011, en el magnífico Palacio de Bellas Artes, cuando él era aún solista del San Francisco Ballet: era imposible despegarle los ojos un segundo. Y es que si uno lo ha visto en el escenario no quiere perderse ni una sola oportunidad de hacerlo de nuevo.
Me fui resignada pero con una firme convicción: volver a todas las futuras galas. Tal es la magia del bailarín mexicano. Con ella ha conquistado los mejores teatros del mundo y, el 6 de junio pasado, lo llevó al escenario del Teatro Bolshoi en Moscú para
recibir el Prix Benois de la Danse –el oscar del ballet– por su trabajo en Don Quijote, obra en la que trabajó bajo la dirección artística del legendario Mikhail Baryshnikov.
A unos días de recibir este reconocimiento, Isaac confesó apenas estar asimilando el resultado que ningún otro mexicano ha conseguido hasta ahora. “Estoy tan concentrado en el día a día que no me doy cuenta de lo que estoy logrando hasta un momento como éste. De pronto te cae el veinte de que es la consolidación de lo que he estado cultivando toda mi carrera: alcanzar algo especial con el ballet”. Si antes el tapatío ya era una figura importante, esto asegura su lugar entre los grandes que anteriormente han ganado el premio: Alicia Alonso, Maurice Béjart, Sylvie Guillem y el propio Baryshnikov.
EN POSICIÓN DE DAR
A sus 28 años, Hernández es el primer bailarín del English National
Ballet, compañía ubicada en Londres y dirigida por la argentina Tamara Rojo, con quien Isaac presentará un pas de deux en la próxima edición de Despertares en México el próximo 25 de agosto. “Nuestra misión siempre ha sido montar un show irrepetible y creo que este año no va a ser la excepción, traemos bailarines de 15 compañías internacionales de ballet, danza urbana, contemporánea y tap. Se estrenarán coreografías que nunca se han visto en el país”, comenta Isaac sobre la gala que ha presentado en el Auditorio Nacional desde hace seis años.
Con el objetivo de convertirla además en una plataforma cultural en México, este año Hernández y su equipo decidieron añadir una serie de actividades que conforman Despertares Impulsa: Industrias Creativas en México. “Tenía la inquietud de hacer más que una función, así que le propuse al director de la escuela del English National
Ballet que en el marco de Despertares se hiciera una búsqueda de talento en México. Así se va a convocar a jóvenes bailarines a audicionar por seis becas para estudiar en la escuela. Me hubiera encantado que existiera cuando yo estaba en el país”, asegura el tapatío.
En este evento inédito se llevarán a cabo una serie de talleres, master classes con bailarines reconocidos como Julio Bocca y la conferencia magistral “Creative Citizens” con el coreógrafo francés Benjamin Millepied, ex director artístico de la Ópera de París, y John Kampfner, director de la Federación de Industrias Creativas de Reino Unido. “Me interesa mucho que en México comencemos a ver distinto a las industrias creativas. Estoy convencido de que son un gran agente de cambio social y todo empieza por dar a conocer los distintos caminos que han recorrido artistas para llegar a donde están. No hay fórmula mágica, hay muchas formas de llegar”, cuenta emocionado sobre esta primera edición.
“Ésta es la consolidación de lo que he estado cultivando toda mi carrera: lograr algo especial con el ballet” —Isaac Hernández
BAILANDO POR UN SUEÑO En una época en la que reina la intolerancia, Isaac ve en la danza un oasis que le permite a absolutamente todo el mundo sentirse bien recibidos, tal y como él mismo lo vivió al bailar en Philadelphia (The Rock School for Dance Education), en San Francisco (San Francisco Ballet), en Holanda (Het National Ballet) y ahora en Inglaterra (English National Ballet). “Es un ambiente en donde no importa de dónde vengas ni en dónde te hayas formado. Es un mundo abierto al talento y la dedicación, eso es lo que rompe las barreras, las diferencias culturales y de lenguaje. Es universal”, asegura el bailarín. “Desde muy chico he sido extranjero y siempre me han recibido de una manera muy especial. Por eso me siento privilegiado de crear espacios incluyentes que hoy son indispensables”, concluye. TERCERA LLAMADA Motivado por su propia historia, Isaac sabe que en México hay talento pero faltan apoyos. Por eso es que, al imaginar su vida a futuro, descarta la posibilidad de ser coreógrafo o maestro casi de inmediato: “Me encanta el ámbito de la producción y la dirección. Eventualmente me encantaría estar en una posición donde pueda crear oportunidades para desarrollar nuevos talentos. Y seguir colaborando con actores, músicos, bailarines, para crear contenido artístico que sea importante para el público. También planeo pasar más tiempo viviendo en México, me interesa seguir influenciando la vida cultural del país”.
Pero para eso falta tiempo ya que se encuentra en uno de sus mejores momentos físicos y emocionales como lo demuestra en cualquier escenario que pise. El ballet es una profesión que pasa factura al cuerpo, pero Isaac se siente pleno para seguir bailando muchos años más. Al momento que hablamos está descansando de un ensayo, alistándose para venir a México y cautivarnos de nuevo, al público que lo adora, al lado de los mejores bailarines.
Antes de terminar la conversación dice: “A veces en México esos sueños, que yo alguna vez tuve, parecen inalcanzables. Mi trabajo es demostrar que no lo son”. Ésa es la magia de Isaac Hernández.