Paola Rojas no descansa:
tiene un programa diario de televisión y otro de radio, escribe una columna política y además es madre de dos hijos, Paulo y Leonardo, de casi siete años. Periodista comprometida con “acercar” voces y personas que no suelen acceder a los medios, por estos días ha estado bajo un escrutinio inusual que la ha retado, pero también la ha hecho comprender que es más fuerte de lo que pensaba y darse cuenta de todo el amor que la rodea.
Ha dado ejemplo al mantener la elegancia y el sentido del humor y al reafirmar su vocación de aprender de absolutamente todo lo que la vida le presenta como eterna estudiante que es.
Hablamos por teléfono. Está fuera por un compromiso familiar, pero en pocas horas regresa a la ciudad para ser parte de la cobertura de las elecciones más grandes que ha vivido México. Elecciones con resultados que también tendrán retos de comunicación que se asocian, de cierta manera, con lo que está viviendo.
SER MAMÁ Y PERIODISTA; EL RETO DE EDUCAR EN EQUIDAD
Le pregunto cómo vive el malabarismo que hace toda mujer que trabaja y tiene hijos.
“Duermo poco y descanso cambiando de actividad. Me funciona que las dos cosas las hago muy motivada: disfruto mucho ser mamá, les dedico a mis hijos todo el tiempo que puedo porque me gusta, me divierto, aprendo. Busco ser una mamá presente y, aunque tenga mucho trabajo, ellos de alguna manera se involucran. Si tengo viajes, me acompañan, aprendemos mucho juntos.
“Mi trabajo me gusta muchísimo. Puedo llegar a estar físicamente cansada, pero mentalmente siempre tengo ganas de seguir trabajando, me apasiona.
“Pero vivo directamente las dificultades de combinar las dos actividades y sé que para muchas mujeres es mucho más difícil todavía.
“Me gusta ver cada vez a más mujeres en espacios importantes. Si bien los sueldos siguen sin ser iguales, los niveles de audiencia sí lo son. He tenido mucho apoyo como mujer y como mamá en las empresas en las que trabajo. En radio, cuando mis bebés eran chiquitos, hice mucho tiempo el noticiero desde casa. La maternidad no debe ser un impedimento para el trabajo, pero tiene que haber condiciones.
“Algunos radioescuchas, en su momento, se habituaron a escuchar un llanto ahí que se colaba en el resumen de noticias y es que estaba alimentando a mis hijos—dice con una risa. Probablemente fue desconcertante, pero también poderoso”.
Las madres tenemos un papel fundamental para educar a niños y niñas de manera diferente y no machista. Le pregunto cómo le hace ella.
“Es un reto siempre. Procuro que sea con el ejemplo: ellos me ven trabajando, compartiendo responsabilidades, pero también busco mostrarles otras realidades cuando no existe en algún ámbito equidad o espacio para las mujeres.
“Un ejemplo muy concreto. Hace ya un tiempo estaban jugando futbol y llegaron dos chavitas a quererse sumar al juego. Uno de mis hijos contestó: ‘No, no, no, eres niña’. ‘¿Y qué tiene?’, dije yo. ‘Mamá, ¿cuándo has visto en la tele a mujeres jugar futbol?’.
“Me encargué ese mismo día de que tuvieran en la pantalla de la casa los equipos femeniles, los acerqué. Como todas las mamás: ir poco a poco encontrando espacios para que vean que las mujeres somos valiosas, debemos ser respetadas, que no debemos ser violentadas como claramente sigue ocurriendo”.
VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES
México tiene un alto índice de violencia contra las mujeres. No sólo son ocho feminicidios diarios (asesinatos por la única razón de ser mujer), sino muchas otras violencias que se ven aún como algo “normal”: emocionales, físicas, sexuales, patrimoniales o discriminación laboral. El 66.1% de las mujeres, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), ha vivido un episodio violento.