LA FIRST LADY DEL NARCO QUE SE ATREVIÓ A DESAFIAR AL CÁRTEL DE SINALOA
La periodista Anabel Hernández nos cuenta que Emma Coronel podría haberse entregado a las autoridades como venganza contra su esposo, el “Chapo Guzmán” y el Cártel de Sinaloa.
El 22 de febrero, Emma Coronel aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Washington-dulles, Virginia. A la salida del avión la esperaban agentes del FBI con un objetivo: arrestarla por cargos por conspirar para “distribuir cinco kilogramos o más de cocaína, un kilo o más de heroína, 500 gramos o más de metanfetaminas, y mil kilogramos o más de marihuana”.
Su detención desató varias interrogantes: ¿La estaban cazando las autoridades? ¿Lo acordó de antemano? ¿Qué piensa el Cártel de Sinaloa de todo esto?
Quizá nunca se compruebe si se trató de un arresto o de un arreglo, pero, de acuerdo con la periodista Anabel Hernández, quien ha estudiado al narcotráfico mexicano desde hace 16 años, Emma se habría acercado a las autoridades para alejarse por completo del grupo delictivo y vengarse de su esposo.
Con ello, asegura la periodista, se convirtió en la única primera dama del narco que rompe lazos con un cártel y además se atreve a desafiarlo.
“Emma estaba muy enojada con el marido y había comenzado una ruptura.
Independientemente de si se entregó o la arrestaron, éste es un nuevo paradigma: tiene apenas 31 años y está rompiendo con todos los códigos de la organización criminal. Ninguna first lady del Cártel de Sinaloa se ha atrevido, en el medio siglo que tiene de existencia esta organización, a hacer lo que Emma hizo desde el año pasado”, asegura la periodista, en entrevista con Quién.
Anabel Hernández se refiere a lo que hemos visto hacer a Emma Coronel desde hace un par de años: exponer su vida en redes sociales, modelar para algunas
marcas, ser influencer e, incluso, participar en el reality show ‘Cartel Crew’ del canal VH1.
Esta exposición tan abierta, añade Hernández, también tuvo el propósito de conseguir recursos económicos para mantenerse a ella y a sus niñas, porque Emma había quedado completamente desprotegida a nivel económico.
Sobre el desafío al Cártel de Sinaloa, el más importante del mundo y con presencia prácticamente en 70 por ciento del planeta, Anabel explica que al menos hasta 2016, cuando fue detenido en Los Mochis, Emma se preocupaba aún por “el Chapo”.
“La Emma del 2016 defendía a capa y espada a su esposo… Recuerdo haberle hecho entrevistas vía telefónica en las que a veces lloraba porque estaba preocupada porque su marido tenía problemas de presión alta y podía morir en México, porque (en la cárcel) no lo dejaban dormir. Había este lazo emocional”.
Pero luego de la extradición de “el Chapo” a Estados Unidos y durante su juicio, entre 2018 y 2019, salieron a la luz varias de las aventuras extramaritales del capo. Y eso no le gustó a Emma. Aún así, hizo lo que tanto el Cártel como su marido esperaban de ella.
“En el juicio, cuando va muy guapa, saluda al marido, le manda besos, era un show que estaba obligada a hacer. Tampoco es que tuviera muchas opciones porque era la única representante de la familia con pasaporte para poder ir a Estados Unidos. Pero bajó el telón y se acabó. El día de la sentencia, alguien entrevista a Emma en la banqueta y le pregunta si está llorando. Y ella dice: ‘Yo no voy a llorar, aquí no se ha muerto nadie’”.
¿Por qué cambió? Para Anabel Hernández, Emma Coronel es muy distinta a otras primeras damas del narco: es la única con una licenciatura (en Ciencias de la Comunicación). Además, ansía llevar una vida legal e intentó conseguirla por medio de una marca de ropa con la imagen y nombre de “el Chapo” Guzmán. Pero según la periodista, su círculo le puso el pie. Otra razón más para romper con ellos.
“Creo que es una de las cosas que tanto la enojó y desilusionó. Pensó: ‘Me dejaron sola. Yo hice el show, estuve al pie del cañón, me buscó el FBI para que colaborara, dije que no durante el juicio, y ¿me dejas en la calle?’.
“La intención de Emma, y me consta por las conversaciones que tuvimos, es que quería vivir en un mundo legítimo, quería tener su propia independencia económica. Quería que la marca registrada de “el Chapo” Guzmán, y todo lo derivado de su persona, quedara a nombre de ella. Así podría hacer películas, crear ropa, souvenirs. Pero la familia no se lo permitió. Quien se quedó con la marca registrada fue la hija de Guzmán, Gisselle”.
El futuro de Emma Coronel es incierto. Podría no contar lo que sabe o tal vez negocie con las autoridades para ayudar a su propia familia (su papá y sus hermanos están en prisión en México por narcotráfico), o para convertirse en testigo protegido, con lo que podría tener una vida nueva al lado de sus hijas María Joaquina y Emaly.
“Lo que ha hecho está generando un cisma dentro del Cártel y, además, estos súper machos deben estar muy preocupados porque ella puede ser aliciente para que otras first ladies digan: ‘Hasta aquí’. Emma es (ahora) una mujer mucho menos frágil, mucho menos tonta: no es la típica muñequita del narco. Es una mujer que tiene temple, que independiente de lo que suceda, está preparada para resistir”.
“EMMA ESTABA MUY DOLIDA DE LO QUE HABÍA SUCEDIDO EN EL JUICIO, DE TODOS LOS DETALLES ESCABROSOS, E, INCLUSO, DE LAS INFIDELIDADES Y HÁBITOS SEXUALES DE SU MARIDO”.