UN PASO ANTES DEL QUIRÓFANO
Muchos hemos pensado en hacernos una cirugía estética. Pero no es la única forma de hacer un ‘arreglito’: existen otras técnicas que son poco invasivas, menos dolorosas... ¡e instantáneas!
No hay por qué negarlo, muchas celebridades lo han declarado: son fans de las cirugías estéticas, intervenciones que en su gran mayoría han tenido resultados exitosos. Quizá ese es uno de los factores que tomamos en cuenta para abrirle la puerta a la idea que se hace latente en nuestra mente: someternos al mismo proceso.
Al mismo tiempo, otra idea se contrapone a la primera: ¿y si no queda como yo quiero? Aunque
previo a las intervenciones se realizan estudios, así como proyecciones de cómo será el resultado final, el miedo de la cirugía y también de la recuperación es algo que nada ni nadie puede detener.
Con el paso del tiempo se han creado nuevas técnicas que resuelven, en algunas ocasiones, los mismos problemas que las cirugías estéticas, pero de una forma prácticamente no invasiva, con un mínimo grado de dolor y sin tiempo de recuperación. Sí, una opción para contrarrestar el paso del tiempo sobre nuestra piel.
Platicamos con la Dra. Karen Carrillo, Médico General, Especialista en Medicina Estética y Antienvejecimiento, quien nos reveló todo sobre dos grandes técnicas que han adquirido gran popularidad durante los últimos años: los hilos tensores y el ácido hialurónico.
Los primeros se encuentran entre las técnicas aliadas preferidas para reducir la flacidez, generar elevación y disimular líneas de expresión. Su aplicación consta de introducir cánulas –pequeños ‘tubitos’ que resguardan hilos en su interior– sobre las áreas previamente marcadas para tratar, para posteriormente retirarlas, dejando por dentro los hilos y generando tensión en esa zona.
No por nada los hilos son una de las técnicas favoritas: además de aplicarse en el rostro, se pueden colocar en otras partes del cuerpo, como el dorso de las manos, el interior de muslos y rodillas, brazos, abdomen, elevación de glúteos y lifting de mamas. Los resultados son visibles al momento y, aunque también es progresivo, el efecto final se ve al término de aproximadamente 45 días. La vida del procedimiento varía de entre seis a doce meses. Este “lifting sin cirugía”, como la Dra. Carrillo lo define, también estimula la producción de colágeno y elastina que actúan como una red de soporte, por lo que la flacidez disminuye y la piel recupera su firmeza. Además, también estimula la microcirculación de la zona en la que fueron aplicados, por lo que la piel está más oxigenada, tersa y luminosa.
Así como los hilos tensores, el ácido hialurónico también es otra de las alternativas para lograr un lifting facial, pues ayuda a recuperar la pérdida de volumen que el paso del tiempo deja en nuestro rostro. El ácido ayuda a rellenar las líneas de expresión, aumentar volumen en ciertas partes y hasta lograr un mejor aspecto de las ojeras.
Quizás la popularidad del ácido hialurónico se deba –dentro de sus múltiples y exitosas aplicaciones– al perfilamiento de la nariz, pues pareciera que quien lo usa se sometió a una operación. Evidentemente no es el caso, sino que el ácido solamente ayuda a mejorar el aspecto físico. Es importante aclarar que no corrige temas funcionales, y su duración es de entre 12 y 18 meses, a diferencia de una rinoplastia que es... ¡para toda la vida!
El ácido hialurónico se suministra a través de pequeños piquetitos y se moldea con la mano para obtener un buen resultado. Los cambios se ven de manera inmediata y es perfecto para todas aquellas personas que quieran regresar el volumen perdido de labios, y pómulos, así como desvanecer ojeras.