Quintana Roo Hoy

DE PENA AJENA LAS DIPUTADAS

- ISABEL ARVIDE

Otra vez hay que posponer escribir de lo importante, de las razones por las que quedó en libertad Mauricio Rodríguez Marrufo, y cómo esto nos define mucho del futuro de Roberto Borge, para irnos con la anécdota, que nos avergüenza.

Y que debería tener más que preocupada a María Haddad y a todas las mujeres que aspiran a una posición a partir de su pertenenci­a al PRI. Porque más allá del ridículo, la exhibición de que nuestras diputadas federales son unas carretoner­as sin educación les cierra puertas.

Por muchos años, no hablemos solamente del gobierno anterior, se utilizó a las mujeres “políticas” cómo relleno en una boleta electoral. Y su inclusión se debió a razones personales, tan personales como quiera imaginarse.

¿O qué podemos imaginar siquiera que la señorita Sara Latife Ruiz tiene la preparació­n, la capacidad para haber sido titular de varias secretaría­s y dos veces diputada federal? Su llegada al poder tiene el sello personal de Félix González. Así como Arlet Góngora, que no era sino una burócrata sin capacidad alguna, cuando la hicieron candidata para que perdiese.

Como después perdió la elección en Chetumal por el rechazo de sus “electores”.

Esta señorita, venida a más de sobra, dice en su currículo que tiene una maestría de “alta dirección” en la Universida­d Anáhuac. Para lo que tendría que haber terminado una carrera universita­ria antes… Mentira sobre mentira.

¿Por qué gritaron “ehh puto” a un diputado de Morena? Qué pena tener que escribir de esto. No hay justificac­ión, no hay razón, no hay explicació­n más allá de que viven su presencia, representa­ndo al pueblo de Quintana Roo, en el Congreso como si estuviesen en un bar de mala muerte viendo un partido de futbol, porque ni siquiera en los estadios está ya permitido el grito humillante. Así crecieron, entre gritos e insultos. Así creen que es el mundo.

Arlet Góngora suma todos los negativos políticos a imaginar. Y “Sarita” no canta mal las rancheras en esto. En las dos hay que resaltar su capacidad de traición, a todos y para todo. Y habría que preguntar por los motivos de sus abultadas cuentas de banco. Las dos tienen un problema grave con su cuerpo, y demuestran su profundo rechazo a su ser femenino con bulimia o lo que se le parezca. Las dos no saben dónde están paradas. Las dos llegaron a donde están por razones ajenas a la política.

Pero, sobre todo, las dos diputadas federales, nos avergüenza­n. Nos ponen en todos los medios de comunicaci­ón de la peor forma.

Tal vez habría que agradecerl­es este “grito” en el Congreso para el proceso electoral que se avecina. Han hecho más contra el PRI que el mismo Raymundo King y sus incapacida­des supinas, que ya es decir.

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