EL TELÉFONO NEGRO
SCOTT DERRICKSON VOLVIÓ AL HORROR CON ESTA CINTA, EN DONDE LO PARANORMAL ES LO QUE MENOS MIEDO DA
Con El Teléfono Negro, todos podemos estar de acuerdo que Scott Derrickson se ha ganado su lugar en el panteón de los maestros del cine de terror; su trabajo habla por sí solo, El Exorcismo de Emily Rose (2005), Siniestro (2012) y Líbranos del Mal (2014), son ejemplos de su habilidad para fabricar escenarios tétricos, oscuros y de alta tensión, jugando con lo paranormal y los horrores realistas de la sociedad, tema recurrente en sus películas.
Ethan Hawke, con quien Derrickson ya ha trabajado anteriormente, deja ver su lado más oscuro en el papel del secuestrador, cuya máscara, auguro, se volverá parte de las indumentarias en los Halloweens venideros, debido a su capacidad de provocar repelús. Su rol en la película definitivamente es el pilar principal de la misma y, aunque la historia es simple, aborda un tema que, dejando fuera lo espectral, pone la piel de gallina, el secuestro infantil, un tópico que, por desgracias, aunque la trama se ubica en los 70’s, sigue muy vigente en nuestra sociedad actual.
La parte técnica de la cinta es de una calidad magnifica, la fotografía y la iluminación conspiran para aterrar al espectador. Casi todo el largometraje se desarrolla en un lúgubre sótano, donde el misterioso y horripilante criminal tiene al joven Finney (Mason Thames), un adolescente que vive una difícil situación en casa y que, tras su abducción, a través de un teléfono negro desconectado, colgado en su prisión, se puede comunicar con las difuntas víctimas pasadas de su captor, quienes pretenden ayudarlo a sobrevivir; además, su hermana (Madeleine McGraw) tiene la habilidad de soñar con datos claves para poder salvar a su hermano de las garras de su sádico agresor.
Cada día es más difícil satisfacer a los amantes del género de terror, considero, como parte de los anteriores, que El Teléfono Negro no pretende descubrir el hilo negro ni mucho menos, ¿ofrece algo nuevo?, no del todo, pero si es altamente recomendable por salirse, en una muy buena medida, de lo normal y de lo barato.