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DESPERTARO­N ...OTRA VEZ LO HICIERON

Una vez más, La Máquina ilusionó a su afición, pero de nueva cuenta falló a la hora buena y Veracruz lo aprovechó

- Por Felipe Morales @elfrancode­lfut

No hay nada más vacío que un estadio vacío, excepto el corazón de un cruzazulin­o abatido.

No existen ecos de algún grito de gol escualo registrado en un Luis ‘Pirata’ Fuente que permaneció en el hueco elemental de la soledad. Sus tres goles fueron cantados con la añoranza. Su afición ganó a la distancia.

Jorge Benítez hizo de un cabezazo, una renovada esperanza, combinada con la atajada pertinente de Jesús Corona desde los once pasos. No era necesaria un porra de aliento, cuando la eficacia había reservado su asiento.

Pero Eduardo Herrera demostró que una media vuelta de zurda puede delinear los caminos hacia el gol. Así los recorrió hacia la igualada.

Édgar Andrade le hizo un guiño al pasado con un tanto lleno de pasado, presente y futuro. Tuvo mucho de ayer y de recuerdo por sus inicios celestes, otro tanto de remontada y un toque de aliento hacia la salvación asignada.

Adrián Luna le escribió a la contundenc­ia diciéndole que un contragolp­e bien ejecutado siempre termina su día en la almohada de la red. Cruz Azul, mientras tanto, se moría de nada...

Lo de La Máquina es un trance lentamente definitivo. Adivina el futuro de seis torneos sin clasificac­ión a la Liguilla. Le duele el hoy, pero le asusta más la ansiedad del mañana. Lo único que no caduca es su patentada inoperanci­a, porque, entre muchas otras cosas, no sabe sostener las ventajas.

Veracruz se replegó, como quien se tapa del frío. Fue muy precavido con el resultado. El triunfo de ayer fue como gastarse un billete, encontrado meses después en el bolsillo.

Cruz Azul “no es tan bueno como la gente piensa”. Lo dice Paco Jémez. Lo reafirma su futbol con exceso de una lentitud y cadencia que camina.

Porque los celestes corren los partidos más con la aceleració­n de la mente y la nula respuesta del cuerpo que no trasciende. Si piensa mucho, juega poco.

De esa forma, los Tiburones escucharon a lo lejos el clamor de su gente. Las victorias no son del todo ajenas con estadios de madera. Sus ojos aún voltean al tablero del resultado; sus brazos de cemento todavía se alzan en el festejo anónimo de un Veracruz que se entregó a (la ausencia de) su público.

 ??  ?? Min: 35. Jorge Benítez. Rodríguez cambió de juego para Mena, quien se percató del movimiento del Conejo; asistió al paraguayo y éste de cabeza venció al meta de los escualos.
Min: 35. Jorge Benítez. Rodríguez cambió de juego para Mena, quien se percató del movimiento del Conejo; asistió al paraguayo y éste de cabeza venció al meta de los escualos.

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