TODO QUEDO´ AL DESNUDO

Jugar un partido a puerta cerrada desnuda el balompié dentro del rectángulo en el que los protagonistas viven intensamente las acciones.

“Dale, dale. Peñalba, ojo en la espalda. Omar, seguro ahí, cuida la espalda”, gritaba Jesús Corona, quien llevó la batuta en todo momento ante el Veracruz; incluso cuando su equipo atacaba.

“¡Centra, centra!”, ordenaba el arquero y capitán en diversas ocasiones a sus compañeros.

Quien se mantuvo los 90 minutos pegado a la banda, como es su costumbre, fue el entrenador del Cruz Azul, Francisco Jémez, pues estuvo pendiente de los movimientos de sus jugadores.

“Chaco, estás muy lejos, acércate más a Rafa. Enzo, cuida la cobertura, cierra, cierra”, era parte de lo que gritaba el español.

También a la hora de atacar Jémez no dejó de dar instrucciones.

“¡Tira, tiraaaa. Métela!”, le exclamó a Jorge Benítez. También para Joao tuvo algunas palabras.

“Vamos, Joao, seguro con el pase, hay que soltarla más rápido”.

En el tema arbitral, los jugadores fueron mesurados hasta cierto punto con el silbante. La jugada en la que más reclamos recibió fue la del penalti a favor de los Tiburones y que atajó Corona con el pie.

“¡Heeeeey, no hay falta!”, gritaron jugadores de La Máquina. Por el otro lado se escuchaba: “¡Penalti, penalti!”.

Todo se pudo vivir lo más cercano a como lo hace un jugador; sin embargo, el sabor de la gente en los partidos es insustituible.