Nunca dejes al Azul, ¡exígele!

No dejes de irle a Cruz Azul. Jamás. Pero exige. Por amor propio, por tu amor a sus colores, por aquello que te hizo irle por primera vez, exige lo que mereces. No con violencia, nunca será solución, sino donde hará entender al patrón: en su bolsillo, sin ir al estadio, sin consumir lo que les dará retorno.

Basta de apapachos. No alimentes más a esta bestia celeste, hoy más avara e indolente, que piensa antes que todo en sus arcas, no en mantener su grandeza.

Haz algo, Billy, ¡pero ya!

También te escribo a ti, Guillermo Álvarez, pues eres aficionado azul y no dejarás de ser el patrón del club. Por un momento, por primera vez en muchos años, deja que el negocio pase a segundo término, permite que sean otros valores los que te guíen, y a tu grupo de asesores: ya no hagas transacciones preponderando la ganancia financiera, sino el beneficio deportivo. Rescata las fuerzas básicas, hoy moribundas. Trae a un técnico ganador, que valga el costo. Rescata la identidad del club en lo administrativo, con exjugadores que quieran regresarle esencia al equipo.

Escucha la crítica, hay gran valor en lo que te dicen los que quieren ver de nuevo arriba a Cruz Azul; no toda es mal intencionada. Ayudará a quitarse la venda y ver que hay mucho por corregir. Mucho.

Tienen todo para que lo sigamos llamando grande, seamos o no aficionados azules. No lo eches a la basura por el maldito dinero. Tu huella debe ser mucho más que el presidente que patentó el concepto de ‘cruzazulear’. Tienes sangre de un gran directivo mexicano, haz que hierva. Pon en marcha a la verdadera máquina.