DAN UN GOLPE BRUTAL
Con par de dobletes de Rodríguez y Mora, La Máquina se encarrila hacia la Liguilla
Pumas es una caricatura calcada en carbón que ve a todos hacia arriba, ya es sotanero general; Cruz Azul colorea con una goleada la Liga, se encarrila firme hacia la Liguilla y está listo para el Clásico Joven contra el América, después de la Fecha FIFA . En esa contrapuesta panorámica de lienzos celestes y brochas gordas en azul y oro, se dibujó una goleada de tintes brutales.
Pero Pumas no siempre dejó de serlo; al principio Enzo Roco retrasó una pelota con concha de caracol, lenta, y peligrosa hacia un Jesús Corona que asistió presuroso al despeje de las dudas; Mauro Formica interceptó y elevó un balón de helio que recorrió 45 metros y pasó cinco centímetros arriba del travesaño. El gol del torneo murió en un pique violento de un esférico que saltó la barda de metal y se fue riendo sacando la lengua...
Adrián Aldrete pateaba un tiro libre con algodón en el empeine, que terminó acariciando el transversal. Cruz Azul le hacía un guiño al gol.
Pero fue Luis Fernando Quintana quien en un tiro de esquina maximizó un mal fildeo de la retaguardia cementera; el balón rebotó en Omar Mendoza y Quintana remató con el corazón en un puño y un coraje que incendió la red.
La Máquina era una bola de nieve que se alimentaba de incertidumbres: Velázquez rebanó un balón que el instinto de Corona envió al travesaño. El pasto era azul y oro, hasta que Nicolás Castillo hizo de su condición física un frágil cristal.
El chileno abandonó la cancha y Cruz Azul la inclinó con la inclusión de Ángel Mena y con el olfato de Martín Rodríguez, que anotó con la rodilla, porque el amor con la red sigue siendo amor aunque el gol venga desmaquillado...
Pero después, Rodríguez decoró con cosméticos y brillos un balón cuchareado y bien bombeado sobre Alfredo Saldívar, tras un desborde hiperactivo de Ángel Mena. La Máquina era la metáfora de su sobrenombre.
Así lo confirmó otro desprendimiento velozmente efectivo de