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HENRY DICE: ¡AQUÍ ESTOY!

- Felipe Morales

El América venció con un Henry Martín que si fuera europeo sería titular, pero por tener la culpa de nacer mexicano será suplente de un francés. Porque el futbol tiene esos oscuros pasajes. Lo que hoy es luz para este delantero, será penumbra con la llegada de Jérémy Ménez. El pecado no es de él, es de su condición de prospecto, de titular emergente, de solución apurada. Como ayer. Henry costó poco, pero ya valió tres puntos.

Y eso es demasiado en un partido que fue como una anestesia mal colocada; de mucho transpirar y de poco pensar; de aplaudir una barrida; de persignars­e por un disparo que pasa a cuatro metros de la portería. De ese tipo de juegos en los que resulta más entretenid­o abrir una lata de atún con una cuchara.

Mucho por esa insana costumbre de ponderar el tener que hacer algo sin el convencimi­ento de hacerlo. Otro tanto porque las piernas aún están tan duras como un turrón y desobedien­tes, porque sí. El Gallos contra América no fue otra cosa que el oportunism­o de la mediocre excusa: a ningún jugador millonario puede exigírsele ritmo en Jornada 1.

Y así transcurri­ó el viaje. Entre paradas sistematiz­adas a través de las faltas tácticas que adornan la medianía, y la posesión sólo por las ganas de tener, aunque no se sepa para qué o qué hacer con lo que se tiene. El ba- lón, que en este caso era lo retenido, rodaba lento, somnolient­o, aburrido. 6L KXELHUD VLGR SRU ¨O VH GHVLQƪDED \ KXELHUD VLOEDGR HO ƩQ GHO SDUWLGR Pero no tiene aún esos superpoder­es, aunque tenga muchos.

Entonces, Darwin Quintero sirvió con guantes blancos hacia Martín, que al descubrirs­e tan solo en el bordecito del área izquierda hizo la recepción con izquierda afuera y pateó con derecha adentro, con la prisa del que se le cierra el elevador y la puntería del instinto. La pelota yació en la red. Abrazada por el suspiro de lo que fue.

Y resoplaron los vientos de grandeza en la tribuna azul y crema. Gallos fue gobernado, cuando generalmen­te le indicaba el camino a las Águilas. Mateus Uribe fue improvisad­o como un ‘clutch’ en el medio campo, que ya no es el lujo de correr en sexta, sino la posibilida­d de avanzar. Y así, el América maniató a un Querétaro parco hasta para perder. Y Henry Martín, con su primer gol amarillo, empezó a entender que la carrera por el puesto titular en la delantera de las Águilas no es de velocidad, sino de resistenci­a.

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