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EL FUTURO SE CONSOLIDA

Diego Lainez condujo al América a la victoria con dos golazos que confirman que sólo le faltan oportunida­des para poder destacar

- Felipe Morales

Diego Lainez sigue queriendo ser el futuro-hoy, desde su futbol supersónic­o, que lo consolida como la promesa del presente y suspiro del mañana.

Diego ya baraja bien la juga sembrado en el miedo, le insinúa la gambeta, le desabrocha las agujetas. Y cuando Miguel Herrera le da minutos, se los paga como adulto.

Diego apenas tiene edad para manejar, pero ayer condujo hacia la victoria al América. Lo hizo con un gol con las cuotas del descaro provenient­es de un niño que juega por jugar.

Lainez se insertó por derecha, en el camino labrado a través del engaño y de la mentira del cuerpo. Diego es un ‘blof’ con piernas, indescifra­ble para los defensas, exhibidos como marionetas sin hilo. Y por eso, cuando se activa, dribla. Entonces detectó un hueco y lo exploró con un balón teledirigi­do y ligerament­e desviado por Óscar Murillo, que se escondió en la buchaca derecha.

‘Diegol’ había hecho el primero. Pero eso no necesaria- mente era una calca de lo exhibido por un inconexo América, que gobierna los partidos desde las sombras de la ecuanimida­d.

Entonces, Oribe Peralta apretó los dientes y donde otros trotan, él recupera pelotas en la salida; después descargó con Lainez, quien desde el balcón del área le contó un secreto al balón con la parte interna.

La pelota viajó enamorada hacia el poste izquierdo; Blanco la desvió con la desesperac­ión. Después se supo, durante el festejo con el viento, que aquel secreto, llevaba un mensaje de gol.

Lainez es un zurdo muy zurdo, pero que otorga prestacion­es diferencia­das al resto. Todos saben que recortará al centro del campo, pero nadie sabe cómo detenerlo. Y en esa improbabil­idad radica su valor.

Como el de Oribe y su ansiedad de gol. El Hermoso entendía al futbol desde los intangible­s como marcar las salidas, perseguir a los defensas hasta el autobús y tirar las diagonales que despejan los caminos. Luego falló una más clara que las aguas del Caribe.

Pero Oribe ya juega los partidos desde la cabeza. Es un estratega en el campo que no sabe de presiones externas. Después de de mucho tiempo marcó de nuevo. Hizo el 3-0 y lo festejó como si sacara a pasear a su perro. Con la misma tranquilid­ad actualizó su recuerdo.

Como metáfora de su realidad, el Pachuca recargó sus aspiracion­es en Juan Pérez, el hombre que vino de la banca desde su futbol y nombre genérico. Pero que provocó un penal.

Entonces, Franco Jara hizo un gol decorativo cuando cobró desde los once pasos de la vergüenza deportiva y le metió la agujeta entera al balón en un disparo al centro de la portería, que en su recorrido fue girando y gritando de frustració­n.

Las Águilas golearon a un Pachuca que tiene dudas hasta para ponerse los zapatos en un mal presente aspirando ser un mejor mañana con refuerzos ofensivos que están por llegar. Si el América es Diego Lainez, hay futuro...

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