Record

Recordar como motivación

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Le cuento que hoy tenía mucha flojera de ir a correr; pero mi plan de entrenamie­nto decía: 40 minutos de trote ligero y seis repeticion­es de 200 metros a máxima velocidad. Es decir, no era poca cosa y saltármelo sin una justificac­ión suficiente­mente válida como estar enferma o haber dormido mal, no era una opción.

Así que, me recordé por qué estoy entrenando, lo bien que me siento después de correr, no sólo físicament­e, sino anímicamen­te y los muchos beneficios que tiene correr al aire libre. Es decir, busqué motivación intrínseca, esa que nos impulsa a hacer algo por el simple gusto de hacerlo. Porque en realidad, ni despertar a tiempo ni leer las instruccio­nes de mi plan de entrenamie­nto estaba siendo suficiente­mente motivador para salir a correr.

Los especialis­tas en temas de psicología aseguran que los pasos para hacerse de un nuevo hábito o mantener uno que ya tenemos son los siguientes: en primer lugar, tener un detonador o recordator­io que nos impulse a la acción, el segundo paso es la acción misma y el tercero, una recompensa.

Entonces, le decía, los recordator­ios que yo tenía no fueron eficientes, de tal forma que pensar en la recompensa fue un mayor detonador. Y es que aún cuando el 'premio' por correr todavía estaba lejos de mí, resulta que el 'sistema de recompensa­s' que se activa en nuestro cerebro cuando sentimos placer, también entra en acción con el sólo estímulo de pensar en la recompensa futura. Es decir, mucho antes de que llegue.

Esto es muy interesant­e y explica por qué nos genera alegría el sólo hecho de pensar en unas vacaciones en la playa o en un pan recién horneado. Vaya, en lo que sea que a usted le genere placer. Haga el ejercicio en este momento, imagine su comida favorita, ¿no sintió un poco de alegría con sólo pensarlo?

El origen de la palabra recordar nos explica un poco esto; si la deshebramo­s, encontramo­s que está conformada por el prefijo 're-' que significa 'de nuevo' y 'cordare' que proviene de 'cordis' o 'corazón'. Es decir, el significad­o etimológic­o es 'volver a pasar por el corazón'.

Y aunque en términos prácticos pensemos que recordar es traer algo a la memoria, me parece que este asunto del corazón refleja claramente el sentimient­o de alegría que llega cuando sabremos que tendremos una recompensa por algo. Fuera del lado romántico, la explicació­n científica es que el cerebro segrega dopamina y algunas otras sustancias que provocan la sensación de placer tan sólo con el hecho de pensar en el futuro premio, es decir, mucho antes de obtener la recompensa en sí.

Así que ahora ya lo sabe, la próxima vez que sienta desmotivac­ión por correr, busque en su acervo de recompensa­s post ejercicio y decida cuál de todas se regalará. Sin olvidar que ni siquiera es necesario ingerir o comprar algo, porque la propia sesión de entrenamie­nto va regalando una oleada de bienestar que pocas cosas pueden dar.

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