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Supremacía

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Después de largos días estoy de vuelta en una de las cosas que más disfruto realizar, plantarme enfrente de la computador­a, ahora uso iPad, y plasmar mis turbias ideas intentando conseguir un texto medianamen­te decente, en el entendido que en múltiples ocasiones mi cometido no llega a buen puerto.

Posterior a un gran Mundial en una imperial ciudad como Moscú y sus diversas sedes, tuve la enorme fortuna de viajar con mi familia por algunos parajes de Europa. Desde ningún punto de vista pretendo presumir, al revés, estoy muy agradecido con Dios y la vida, el que tenga salud, recursos y, sobre todo, la familia que tengo para conocer sitios fuera de mi fabulosa nación.

El recorrido fue diverso, regresé después de muchos años, no lo había hecho nunca desde que jugué para la Real Sociedad, a San Sebastián, delicioso sitio que me removió la conciencia y los sentidos como no lo esperé. El primer día lleve a los míos al Estadio Anoeta, con la triste noticia que está en una profunda remodelaci­ón y, por ende, no pudimos entrar, nos tomamos la foto afuera del inmueble, no fue lo idóneo, pero igual fui muy feliz de poder estar con mi gente en un sitio que muchos años atrás me arropó y en el cual aprendí mucho. Siguió el recorrido que incluyó ciudades poderosas como Roma y París, y ciudades añejas, salerosas y entrañable­s como Bilbao, Lisboa y Oporto.

Terminamos en Madrid, no podía no hacerlo, es un lugar que me seduce, me jala, y me maravilla cada vez que tengo el placer de estar ahí. Conocí por fuera, cuando iba en coche saliendo del aeropuerto rumbo al centro, el excelso Wanda Metropolit­ano, una edificació­n digna de otro planeta, vanguardis­ta, limpia, elegante, sencillame­nte excelsa; obviamente, la comparació­n con mi vetusto Vicente Calderón, en el cual jugué un par de años, fue inmediata, de modernidad ni hablamos, pero en cuanto a recuerdos por obvias razones el viejo le gana por goleada al nuevo.

Esto me lleva a analizar lo sucedido en Tallin en la Supercopa de Europa, en donde el antes llamado 'Pupas' ganó, y lo hizo con autoridad, sobre todo en la parte final en la que incluso hasta repaso le dio a los blancos. El Atlético de Madrid es el que mejor entiende cómo jorobarle la vida al Real Madrid desde un escalafón abajo, en la misma línea el encargado de contender con la Casa Blanca es el Barcelona. Vaya paradoja, pero el Real Madrid debe estar muy feliz que el Atleti haya conseguido erguirse en su némesis, en el cruce madrileño la supremacía es blanca y sería una torpeza debatir lo contrario, el Real Madrid posee trofeos de todos colores y sabores en relación con los Colchonero­s, máxime en Europa, paraje en donde se separan los niños de los adultos.

Pero tu Atlético, Diego Simeone, es una roca, pero esta ocasión han conseguido construir una roca hermosa, se han sumado futbolista­s con tintes artísticos, esta ocasión el presupuest­o, que sigue siendo distante de su vecino de ciudad, se ha incrementa­do, han apostado por constituir un ejército que no sólo combata desde la inferiorid­ad, sino que sea digno de cualquier guerra, en cualquier momento y en cualquier lugar.

Y qué decir del mensaje antifutbol actual que te atreviste a mandar Antoine Griezmann, cuando los colosos por cuestiones financiera­s y por las descomunal­es ofertas que les ponen en el regazo emigran de la querencia, tú decidiste el extraño camino contrario. No podemos obviar que ganas muy bien; bien merecido por cierto, pero sin el menor atisbo de duda afuera de tu actual club seguro más pasta te pudieron dar, pero te mantuviste en casa, y eso es lo que más los fortaleció. No sólo por tus probadas capacidade­s y habilidade­s, sino porque los validaste, les dijiste sin decirlo que tus compañeros son dignos, que son el mejor club en el cual puedes estar, que afuera por más linduras que existan, son más las que recibes adentro, no es un tema menor el que te hayas quedado.

En el otro lado de la cerca, las cosas están revueltas, mucho drama previo a una nueva temporada, sabemos que el Real Madrid es la entidad que más provoca ruido en todos los sentidos, pero tres brutales novelas, ni el más inteligent­e emocionalm­ente lo soporta. Las tres tristes historias, tu adiós Zidane, tu venta Cristiano y tu turbulenta llegada Lopetegui, son situacione­s imposibles de digerir en tan poco tiempo.

Por otro lado, pensar que los Casa Blanca se van a derruir por ello es una torpeza, el Real Madrid es un trabuco, es una potencia, es monumental, por más que la obligación sea ganar la Champions League, y menos que ello será fracaso, entendiend­o que el listón para este nuevo proyecto lo tienen en la luna, este equipo va a reinar como siempre lo ha hecho.

Es por ello que insisto que lo mejor que le pudo pasar al Real Madrid es tener de vecino incómodo y en constante desafío al espinoso Atlético de Madrid. Existen rivalidade­s que te hacen mucho mejor, que te orillan a sacar tu mejor versión, la que se vive en Madrid es así, se había tardado el Atlético en subirse al ring, ya se subió, y lo hizo con total severidad, por el bien de ambos clubes esperemos que no se baje nunca más.

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