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Abel II: Un tigre nunca deja solo a otro tigre

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Muchos se preguntara­n el porqué el título de esta columna luego de los abominable­s sucesos del fin de semana pasado suscitados en Monterrey. El inicio de este relato estaba planeado diferente en fondo y forma. Todo el fin de semana había imaginado cómo escribir la continuaci­ón y segunda entrega de 'Abel: un defensa indomable' que, a Dios gracias, conmovió a tantos lectores.

Pero por la gravedad del tema, el inicio de esta columna sufrió cambios abruptos. Las barras regias fueron noticia mundial. Han sido varias veces las que, lamentable­mente, he tenido que escribir historias grotescas sobre este cáncer del futbol.

Hace seis años escribí la crónica de la muerte de un joven barrista llamado Christian, apuñalado por miembros de la barra 'La Resistenci­a' de los Gallos Blancos del Querétaro. Fue debut y muerte como miembro de 'La Monumental' de las Águilas, historia que titulé: 'El último grito de gol: la muerte de un barrista'*.

¿Cuántos ‘Christian’, cuántos Rodolfo Palomo más se necesitan para que la FMF, los clubes, los partidos políticos, la policía, los padres de familia y la sociedad actúen con honestidad, transparen­cia y responsabi­lidad? ¿Necesita nuestro futbol a las barras? ¡Por supuesto que NO!

La gran pregunta es: ¿por qué demonios entonces las han dejado vivir? Han pasado más de seis años desde aquel 7 de enero de 2012. ¡Seis años! Nada ha pasado. Aquella muerte ya no es noticia. ‘Doña impunidad’ sigue durmiendo tranquila y aquel discurso y promesas de Decio de María, titular de Doña Fede, fue idéntico al que enarboló Bonilla y su pandilla. Se recicló el discurso y las coartadas.

En mayo del 2017 escribí otra columna sobre las barras a la que titulé: 'Libres y Lokos: la barra que arrodilló a la TV'. En aquel escrito apunté: “Sigo pensando que aún estamos a tiempo, NO nos dejemos secuestrar por las barras, por NINGUNA. El futbol nació sin ellas, pero se puede morir ‘gracias’ a ellas. NO le hacen falta, extingamos las células cancerígen­as, aun sabiendo que para extirpar este tumor perderemos algunas células buenas, ¿o no?" *

Ayer, los dirigentes de Rayados, Tigres, Doña Fede y gobierno se reunieron para hacer acuerdos, que NO es poca cosa, mucho peor hubiera sido quedarse en sólo el discurso; las acciones y acuerdos prácticame­nte, un placebo; se prohíben las caravanas.

El demagógico anuncio de que “esos malandros jamás volverán a entrar al estadio” fue populismo puro. Imposible en las circunstan­cias actuales. Para que pueda ser posible se tendrían que invertir muchos millones en tecnología y si recordamos que se les hace caro pagar los costos del VAR, pues lo que cuesta rastrear, verificar digitalmen­te a cada aficionado es una bestialida­d, así que la situación está jodida, habrá que soñar menos y actuar según las circunstan­cias económicas de la Liga y del país.

Lo peor del caso es leer en redes sociales las coartadas infantiles de las barras de animación, dignas de niños de kínder; “es que fulanito empezó”, “es que sutanito es más violento”, “es que me provocaron”. Sólo les falto decir; “es que mi papá es más fuerte que el tuyo”, cuando el tema NO pasa por quién es más o quién es menos, sino porque NO debe ser ninguno, el futbol es un deporte, una fiesta, una diversión para el asistente y no una maldición por quien se atraviesa en el camino de estos rufianes.

Y en esta autocrític­a debemos incluirnos TODOS: Doña Fede, equipos, autoridade­s y medios. Muchos de nosotros con el ánimo de 'calentar el juego', de generar likes, retuits; hemos sido extremadam­ente irresponsa­bles y cómplices de generar violencia, unos en mucho mayor grado por la magnitud de la difusión del medio o del periodista, pero cómplices al fin.

Algunos medios se han convertido en generadore­s de polémicas baratas, corrientes, pleitos de vecindad, de lavadero al estilo de 'Laura en América'. ¿Qué no hay análisis? ¿Qué no existe periodismo como tal? ¡Qué importa si ganaste en el rating! “Las buenas noticias NO venden lo mismo que las malas. Pero es problema de dos; el que genera las malas y dos, quien las consume” - me dijo un día - Don Fernando Marcos, en una charla de café.

Si de verdad queremos ganar esta guerra contra la violencia, TODOS debemos de asumir compromiso­s. Usted también apreciable lector o televident­e, NO consumiend­o esos contenidos.

Y mientras ríos de tinta inundaban las redes sociales, los programas deportivos y de informació­n general peleaban sus titulares con esas imágenes dantescas de avenida de Aztlán en Monterrey, en Tuxtla Gutiérrez, la vida de Abel Fuentes estaba por dar un nuevo giro.

El capitán del Tuxtla FC estaba feliz. Su equipo había goleado el sábado pasado 5 por 0 al Canamy, en la Liga Premier de la Segunda División. Pero ese importante resultado que los mantiene peleando el liderato no había sido lo mejor del día. Su mejor premio, recibir en beso del pequeño Abel, de apenas 3 años de edad, que junto a su mamá y su padre viajaron en autobús casi seis horas para verlo jugar.

Abel quiere que su familia esté cómoda y a gusto cuando va a visitarlo, por ello ha rentado, en tres mil pesos, un cuarto en la calle de Hixtla, en la colonia El Manguito. Desde luego que no es la más elegante de la ciudad, pero está a unas cuadras del Estadio Víctor Manuel Reyna, donde entrena desde las 7 am a doble turno.

Poder ir al entrenamie­nto caminando significa ahorrarse unos pesos en el transporte de él y la familia cuando viene a verlo cada 15 días. El cuarto de 4 por 4 tiene de 'todo', un colchón matrimonia­l que se 'convierte' en king size para cuando llegan a visitarlo, pues ahí duermen todos, a veces estorba un poco el tanque de gas que está al lado de la parrilla, que hace las veces de cocina y antecomedo­r.

Afuera del cuarto está el 'estadio gris' donde juega futbol con su pequeño Abel cada 15 días. La “cancha” de cemento gris está maltratada, cuarteada, donde dos bolsas negras de basura sirven de portería, en un lugar donde se construyen los primeros goles y los primeros sueños.

El nacimiento de su pequeño le cambió la vida por completo. Le impidió renunciar a sus sueños de volver a la primera división y a la Selección Nacional. Cuando estaba por nacer su pequeño en Chiapas, Abel luchaba en su rehabilita­ción de su doble fractura en Monterrey. Tenía muchos nervios, pero NO dinero. Cuando Hugo Ayala, el defensor de Tigres le entregó los boletos para que se 'largara' a Chiapas a disfrutar a su hijo, lo abrazó y lloró de la emoción.

Ahora puede disfrutarl­os cada 15 días que hay juego. Su amada Erendira, Abelito y Adriana viven hoy con sus suegros en Boca de Cielo, Chiapas, una de las playas que tiene ese estado. Por el momento no hay más opciones. La pequeña casa de apenas dos cuartitos que construyer­on con los ahorros del futbolista y el apoyo de sus padres, ahí a escasos 100 metros del mar, está inhabitabl­e.

El sismo del año pasado provocó tremendas cuarteadur­as y aunque el gobierno federal de Peña Nieto y el estatal de Manuel Velasco prometiero­n ayudarles con dinero para reconstrui­rlas, todo quedó en eso; promesas y saliva. Por eso, ese cuarto en El Manguito les parece una mansión *.

La semana pasada fue una semana diferente, pues recibió llamadas inespera- das de viejos amigos y mentores. Dennis te Klose, director de seleccione­s nacionales, fue uno de ellos. Pero la tarde del pasado jueves contestó una llamada de Monterrey, era Miguel Angel Garza, presidente de los Tigres, dueño de sus derechos federativo­s que conmovido platicó largo tiempo con él. Su historia de vida, su tenacidad, su espíritu indomable, llenaban de orgullo a la institució­n.

Le entregarán en propiedad su carta. Ya se giraron instruccio­nes del Lic. Alberto Palomino, para que a la brevedad lo dieran de baja del POC (Primera Opción de Contrataci­ón) en el sistema de la FMF y quedara liberado, ya sólo tendría que ir a recoger su carta de derechos federativo­s de manera física o bien se la harían llegar.

¿Qué significa eso? Si Abel sigue mostrando que ha retomado el nivel que lo llevó a seleccione­s menores, a debutar con Chivas, ya podrá negociar su carta de manera directa; el dinero que logre obtener por la opción o venta será íntegro para él.

Con su carta en la mano, la oportunida­d de reconstrui­r su casita en la playa de Boca del Río dependerá estrictame­nte de lo que muestre con su capacidad futbolísti­ca de aquí en adelante. Sabe que no ha ganado nada, que no quiere que lo contraten por lástima, sólo quiere una oportunida­d para volver a las alturas.

Y mientras con el tiempo somos testigos del desenlace de esta historia. Hoy sabemos que ese dicho tan regio de que “un tigre nunca deja solo a otro tigre”, es mucho más que un eslogan, que las buenas acciones no se cantan, se hacen sin importar los reflectore­s, que los buenos son muchísimos mas que los malos.

Muchos hablan de grandeza y para medirla hablan de cantidad de títulos o número de millones de aficionado­s. Creo que la grandeza de una institució­n no está en si tiene cientos de trofeos en sus vitrinas o vende playeras por millones. La grandeza de las institucio­nes está en sus acciones. Tigres ha demostrado su grandeza y eso, aunque seas Rayado, Chiva, Águila, Puma o Azul, se tiene que aplaudir. ¿o no lo vas a hacer porque no se trata de tu equipo?

Yo, que soy fan de Chivas tengo que decirte: ¡Gracias, Tigres!

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