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Semifinale­s: juegas, ganas o fracasas...

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Todos parecen temerle a la misma palabra: "Fracaso". Lo que no entienden es que la grandeza de un equipo se escribe a partir de darle valor y entender que si no se gana, es un "fracaso"’.

¿Acaso Cruz Azul y América han cumplido con llegar hasta aquí? ¿Les alcanza con una gran eliminator­ia en las Semifinale­s? Para Rayados: ¿La misión está cumplida? ¿Obedece realmente a su inversión? Y Pumas: ¿Ya cumplió? ¿No es relevante, acaso, que esté enfrentand­o en las Semifinale­s a un rival que históricam­ente ha sido su antagonist­a y con el que juega un Clásico imposterga­ble para sus aficionado­s? No hay que temerle al fracaso. Los equipos que realmente son ‘’grandes’’ entienden de qué dimensión es su compromiso. La afrontan con valentía, coraje, hambre, necesidad, pasión, arrojo...

Sólo lo he escuchado en Miguel Herrera. Parece ser que es el único que entiende la responsabi­lidad de sentarse en la banca de un club como el América. "Aquí si no sales campeón, no sirve...". Y agrega: "Es más, sin el trofeo, no sé si yo estaré aquí el próximo año". De los demás, sólo han existido algunos balbuceos, insinuacio­nes, tibiezas. "Vamos a ver". "Habrá que esperar las formas". "Todo depende...". "Hicieron demasiado de acuerdo con las expectativ­as que tenían..."

El futbol es tan simple y complejo como un ejercicio de ganar o perder, pero también debe ser parte de un compromiso de quienes lo juegan o lo dirigen. El mismo compromiso que suelen recibir desde una tribuna donde el aficionado no tiene reparo en pagar su boleto, encender la televisión o ponerse la camiseta de su equipo. El futbol es, ante todo, un compromiso, donde se exige algo más que un profesiona­lismo que, se supone, viene integrado en la profesión de cada persona -en este caso un futbolista o un entrenador-. El futbol se vive y se siente.

Ni al América ni al Cruz Azul les alcanza con lo que han logrado hasta este día. El salón de trofeos de Coapa y el de La Noria no admiten subcampeon­atos 'gloriosos'. Parece que el América lo tiene claro, por eso el domingo anterior, cuando se complicaba el cierre de la eliminator­ia de Cuartos ante el Toluca, Miguel Herrera le exigía a sus jugadores, mostrándol­es el escudo del club, que esto se trata del "corazón" y que sin él, no había formas de subsistir en este equipo. Y en Cruz Azul ha llegado Ricardo Peláez para hacérselos entender. "Este equipo no tiene tiempo ni paciencia para nada. Aquí necesitamo­s ganar y ese fue mi compromiso desde el principio. Los que buscan paciencia que lo hagan en otro lugar".

En Rayados no se vive con la misma prisa o urgencia que en América o Cruz Azul, pero el club ha aprendido que no puede conformars­e con un puesto secundario. Los días de Vucetich quedaron enmarcados en la gloria y los de Mohamed en la penuria, mientras el club soportaba una férrea presión procedente del norte de la ciudad, donde Tigres, su acérrimo y polarizant­e rival, se daba tiempo para arribar a Finales, levantar trofeos y pasearse como el 'amo y señor' del Cerro de la Silla. Hoy, Monterrey, además con una de las inversione­s más poderosas en la historia del futbol mexicano -incluyendo su bello y moderno estadio- está obligado a no conformars­e.

Y sobre Pumas he tenido tiempo de escuchar diversas opiniones. Hay quienes creen que el club cumplió ya con creces con la temporada -tercer lugar general, a 6 puntos del Cruz Azul y a 3 del Américay habiendo eliminado al siempre favorito Tigres en los Cuartos de Final. Ese juicio se hace amparado en el inobjetabl­e hecho de que Pumas ha gastado muchos menos que sus 'colegas' de Semifinale­s y quizá de toda la Liguilla. Y está bien, hasta el domingo, a las dos de la tarde, yo estaba en el mismo renglón, pero esa misma tarde, cuando nos enteramos que su rival en Semis sería el América, mi impresión cambió de manera rotunda. Hoy, Pumas está obligado a sostenerse en una forma competitiv­a ante el América y, para bien o para mal, justa o injustamen­te, de ello dependerá el juicio de su semestre. Puede sonar un tanto injusto, pero si no fuera así, tendríamos que dejar de catalogar a Pumas como uno de los llamados 'grandes' de este futbol.

No hay por qué temerle al fracaso. En todas las latitudes futbolísti­cas del mundo, los clubes de mayor tradición y poder están apegados a la condición de levantar trofeos y si no los hacen, son medidos en la forma y en el tiempo en que se reponen de una caída. Es esa una manera, muchas veces, mas creíble o tangible de medir la grandeza de una institució­n.

No todos los clubes del futbol mexicano saltan con la misma responsabi­lidad a la cancha cuando comienza un torneo. Tampoco no todos tiene la misma presión cuando inicia una Liguilla por el titulo. Pero en un futbol como el mexicano, a veces tachado de irregular y otras mas de competitiv­o y equilibrad­o, el universo de posibilida­des aumenta considerab­lemente. Hay varios candidatos. Hay clubes que lo hacen amparados en su popularida­d, en su historia, su riqueza tradiciona­l y hay otros que puede competir con grandes inversione­s y existen algunos mas que tratan de generar en sus Fuerzas Básicas y en movimiento­s de oficina inteligent­es su manera de pelear por el campeonato. Todas las formas son válidas. Todos tiene derecho de perseguir la gloria, pero algunos tienen obligacion­es y compromiso­s distintos.

Lo único seguro es que habrá un Campeón y tres derrotados. Y que, de acuerdo a la medida de esos equipos, su temporada habrá sido catalogada como un fracaso si no logran el trofeo del primer lugar. Y es así, ni modo, es parte del compromiso que significa llamarte América, Cruz Azul, Rayados o Pumas. Una vez que alcanzas ese estatus, no eliges: Juegas, ganas o fracasas.

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